Es un americano, el que abre el gran cortejo de los ilusionistas modernos, de los que hicieron de la magia a la vez de un arte, una distracción y una profesión lucrativa. Jacob Philadelphia, nació el 14 de Agosto de 1735 en Piladelfia.
Después de la muerte de su protector, el duque de Cumberland, se lanzó en una brillante carrera de artista ambulante. Contrariamente a los magos de los siglos precedentes, él no pretendió utilizar las fuerzas misteriosas y se declara matemático. Fue el primero en proclamar que no recurriría a otros procedimientos que no fueran naturales.
Apareció en todas las Cortes de Europa. En Prusia, Federico El Grande se interesó notablemente por sus exhibiciones. Se le llamó a la Corte de Catalina II de Rusia. Fue huésped del sultán Mustafá II. En la Corte Imperial de Viena, recibió la suna astronómica de trescientos táleros por una representación. Goethe le conoció y le admiró....
Naturalmente que sus juegos nos parecerían actualmente un poco ingenuos. Además, la personalidad de Philandelphia no hubiera pasado sin duda a la posteridad, pues su conocimiento nos llega a nosotros, a causa de la brillante publicidad que le hizo el mismo autor de su nombre, el precursor del Circo Gigante, el rey del Bluff, americano también: Phinéas Taylor Barnum.
Philadelphia no tuvo más que dos fracasos, que le fueron infringidos por dos de sus más importantes contemporáneos. Federico El Grande lo expulsa de Prusia y le acusa de pertenecer a la secta secreta Rosa-cruz, y George Cristophe Linchenber, el filósofo satírico, le hace la vida imposible en Goettingen, burlándose de su comportamiento pendenciero.
A pesar de estas dos pequeñas sombras, Jacob Philalenphia figura – cronológicamente – en la Historia del Ilusionismo, considerado como puro espectaculo.Murió en Schulpforta, Prusia, en 1795.
Después de la muerte de su protector, el duque de Cumberland, se lanzó en una brillante carrera de artista ambulante. Contrariamente a los magos de los siglos precedentes, él no pretendió utilizar las fuerzas misteriosas y se declara matemático. Fue el primero en proclamar que no recurriría a otros procedimientos que no fueran naturales.
Apareció en todas las Cortes de Europa. En Prusia, Federico El Grande se interesó notablemente por sus exhibiciones. Se le llamó a la Corte de Catalina II de Rusia. Fue huésped del sultán Mustafá II. En la Corte Imperial de Viena, recibió la suna astronómica de trescientos táleros por una representación. Goethe le conoció y le admiró....
Naturalmente que sus juegos nos parecerían actualmente un poco ingenuos. Además, la personalidad de Philandelphia no hubiera pasado sin duda a la posteridad, pues su conocimiento nos llega a nosotros, a causa de la brillante publicidad que le hizo el mismo autor de su nombre, el precursor del Circo Gigante, el rey del Bluff, americano también: Phinéas Taylor Barnum.
Philadelphia no tuvo más que dos fracasos, que le fueron infringidos por dos de sus más importantes contemporáneos. Federico El Grande lo expulsa de Prusia y le acusa de pertenecer a la secta secreta Rosa-cruz, y George Cristophe Linchenber, el filósofo satírico, le hace la vida imposible en Goettingen, burlándose de su comportamiento pendenciero.
A pesar de estas dos pequeñas sombras, Jacob Philalenphia figura – cronológicamente – en la Historia del Ilusionismo, considerado como puro espectaculo.Murió en Schulpforta, Prusia, en 1795.