viernes, 11 de abril de 2008
EL GRAN LAFAYETTE MAGICIAN - BIOGRAPHY
EL GRAN LAFAYETTE
No nos equivocaríamos si dijéramos que El Gran Lafayette, es quizás el ilusionista más excéntrico que ha existido. Por otra parte, también se le puede contar entre los mejores artistas de nuestro género y eso a pesar de que sus contemporáneos lo acusaban de ser un ignorante en lo que a la magia se refiere. Teniendo en cuenta que El Gran Lafayette también era un artista de grandes éxitos y las empresas le pagaban salarios astronómicos, entendemos que los demás magos sintieran envidia de su éxito y, seamos francos, algo tenían que decir para menospreciarlo. Esto continúa ocurriendo hoy en día, lo cual demuestra que la naturaleza humana no cambia nada.
El Gran Lafayette nació en el seno de una familia judía en Munich, Alemania, el 24 de febrero de 1872 y su nombre original fue Sigmund Ignatius Neuberger. En este punto merece hacerse notar el hecho de que los judíos centroeuropeos han dado grandes nombres a la magia tales como Houdini, Goldin, Carl Hertz, Bellachini y muchos otros aparte del que nos ocupa.
A la edad de 12 años, Siegmund Neuberger emigró a Estados Unidos junto con su padre en busca de nuevas oportunidades, tal como hicieran miles de europeos de aquella época. Sin embargo el oficio de comerciante de telas y joyas de su padre no le convencía y sen sintió atraído hacia el escenario. Poco se sabe acerca de sus primeros pasos como artista. Se sabe, eso sí, que primero trabajó pintando escenografías para teatro y que alrededor de 1890, con un socio llamado Mike Whelan se dirigió hacia el mítico Oeste, rico en minas de oro y plata con la intención de presentar espectáculos de variedades en los pueblos mineros donde había mucho dinero. Aparentemente tuvieron éxito en este proyecto pero las duras condiciones y la falta de ley ( cada noche los socios se turnaban para dormir mientras el otro hacía vigilancia para cuidar el dinero ) hicieron que Whelan dejara la sociedad. Con el correr de los años viajó a Inglaterra y se convirtió en un artista reconocido en aquel país.
Siegmund mientras tanto montó un número de tiro de precisión con arco y flechas y entró en el “vaudeville”, como se denominaban a las variedades en Estados Unidos. Si bien este número no era nada del otro mundo, trabajo no le faltaba e incluso llegó a actuar en el teatro Alambra de Londres. De vuelta a los Estados Unidos estuvo trabajando en teatros menores y en varios”Dime Museums”. Vale la pena que expliquemos en que consistían estos locales pues muchos magos de la época, incluyendo al famoso Houdini, se formaron en ellos. Un Dime Museum consistía en un local que albergaba exhibiciones de tipo científico, animales extraños disecados, etc. y también se ofrecían actuaciones. La entrada costaba 10 centavos o lo que es lo mismo, un “dime” (léase “daim”. En estos locales no era raro hacer 10 a más actuaciones al día. La paga era poca y por supuesto, solo actuaban artistas de poca monta o principiantes haciendo el aprendizaje.
En algún punto de esta época, Sigmund fue cambiando su número y agregando trucos de magia. En 1898 ocurrió algo que afectaría la vida de varios magos y haría nacer todo un estilo de magia. En este año visitó los Estados Unidos el genuino mago Chino conocido como Ching Ling Foo y los trucos que presentó causaron furor no solo entre el público sino también entre los magos. De sus excelentes trucos mágicos auténticamente chinos, unos de los que más efecto hacía era la aparición sobre el escenario de una gran vasija llena de agua. Al vaciarla, su contenido llenaba tres cubos. Durante la semana del 20 de agosto de 1899 Ching Ling Foo lanzó un reto ofreciendo 1.000 dólares a cualquiera que pudiera realizar el truco de la vasija de agua. Tres magos se presentaron: Charles Carter, quien luego sería conocido como “Carter, el grande”; Willian Elsworth Robinson, quien más tarde se convertiría en Chung Ling Soo, el pionero de los magos occidentales haciendo el papel de chino y por último también se presentó Sigmund Neuberger.
El Gran Lafayette nació en el seno de una familia judía en Munich, Alemania, el 24 de febrero de 1872 y su nombre original fue Sigmund Ignatius Neuberger. En este punto merece hacerse notar el hecho de que los judíos centroeuropeos han dado grandes nombres a la magia tales como Houdini, Goldin, Carl Hertz, Bellachini y muchos otros aparte del que nos ocupa.
A la edad de 12 años, Siegmund Neuberger emigró a Estados Unidos junto con su padre en busca de nuevas oportunidades, tal como hicieran miles de europeos de aquella época. Sin embargo el oficio de comerciante de telas y joyas de su padre no le convencía y sen sintió atraído hacia el escenario. Poco se sabe acerca de sus primeros pasos como artista. Se sabe, eso sí, que primero trabajó pintando escenografías para teatro y que alrededor de 1890, con un socio llamado Mike Whelan se dirigió hacia el mítico Oeste, rico en minas de oro y plata con la intención de presentar espectáculos de variedades en los pueblos mineros donde había mucho dinero. Aparentemente tuvieron éxito en este proyecto pero las duras condiciones y la falta de ley ( cada noche los socios se turnaban para dormir mientras el otro hacía vigilancia para cuidar el dinero ) hicieron que Whelan dejara la sociedad. Con el correr de los años viajó a Inglaterra y se convirtió en un artista reconocido en aquel país.
Siegmund mientras tanto montó un número de tiro de precisión con arco y flechas y entró en el “vaudeville”, como se denominaban a las variedades en Estados Unidos. Si bien este número no era nada del otro mundo, trabajo no le faltaba e incluso llegó a actuar en el teatro Alambra de Londres. De vuelta a los Estados Unidos estuvo trabajando en teatros menores y en varios”Dime Museums”. Vale la pena que expliquemos en que consistían estos locales pues muchos magos de la época, incluyendo al famoso Houdini, se formaron en ellos. Un Dime Museum consistía en un local que albergaba exhibiciones de tipo científico, animales extraños disecados, etc. y también se ofrecían actuaciones. La entrada costaba 10 centavos o lo que es lo mismo, un “dime” (léase “daim”. En estos locales no era raro hacer 10 a más actuaciones al día. La paga era poca y por supuesto, solo actuaban artistas de poca monta o principiantes haciendo el aprendizaje.
En algún punto de esta época, Sigmund fue cambiando su número y agregando trucos de magia. En 1898 ocurrió algo que afectaría la vida de varios magos y haría nacer todo un estilo de magia. En este año visitó los Estados Unidos el genuino mago Chino conocido como Ching Ling Foo y los trucos que presentó causaron furor no solo entre el público sino también entre los magos. De sus excelentes trucos mágicos auténticamente chinos, unos de los que más efecto hacía era la aparición sobre el escenario de una gran vasija llena de agua. Al vaciarla, su contenido llenaba tres cubos. Durante la semana del 20 de agosto de 1899 Ching Ling Foo lanzó un reto ofreciendo 1.000 dólares a cualquiera que pudiera realizar el truco de la vasija de agua. Tres magos se presentaron: Charles Carter, quien luego sería conocido como “Carter, el grande”; Willian Elsworth Robinson, quien más tarde se convertiría en Chung Ling Soo, el pionero de los magos occidentales haciendo el papel de chino y por último también se presentó Sigmund Neuberger.
Los tres ejecutaban a la perfección el truco de la vasija china de agua. El reto de Ching era únicamente una treta publicitaria y ninguno cobró la recompensa, pero es interesante notar que a partir de entonces los tres incluyeron el truco de la pecera en su repertorio. También es curioso el hecho de que los tres incluyeron magia china en sus espectáculos: Robinson se convirtió en Chung Ling Soo y fingía ser chino hasta fuera del escenario; Carter creó un gran espectáculo con el que dio varias veces la vuelta al mundo y en él tenía un cuadro chino. La aparición de la vasija de agua era uno de los trucos más comentados. Sigmund, quien pasaría a llamarse El Gran Lafayette, introdujo en su programa una serie de efectos de transformismo. Uno de estos era aparecer como mago chino.
En este mismo año de 1899 ocurrió algo más que tendría gran importancia en la vida de Lafayette. En la ciudad de Nashville, Tennesse, él y Houdini coincidieron junto con otros artistas en el mismo programa de variedades. Ambos eran jóvenes que estaban en ese momento luchando por surgir. Por casualidad ambos eran también judíos y seguramente estas dos coincidencias les hizo ser muy amigos. Houdini regaló a Lafayette un cachorro de perra. Era un animal sin ningún tipo de pedigrí, una perra callejera. Lafayette le puso de nombre “Beauty” (Belleza) y este animal se llegaría a convertir en lo más importante de su vida.
En agosto de 1900 Lafayette volvió contratado a Londres por tres semanas. Si bien en su primer contrato aquí con el número de arco y flecha no había impresionado, con este número el cual incluía magia, transformismo y tiro de precisión sí tuvo un gran éxito. Los empresarios ingleses le ofrecieron contratos que tuvo que rechazar por tener compromisos previos en Estados Unidos.
La clave principal del éxito de Lafayette estaba en su espectacularidad. Era un artista que pensaba en grande. Su número era rico en vestuario y escenografía. Sus trucos e ilusiones eran grandes y fastuosas y tenía muchos ayudantes en escena. Cada nueva temporada agregaba nuevas cosas a su programa, hasta que con el tiempo llegó a tener un número de gran envergadura con hasta 45 ayudantes, varios cambios de escenografía y vestuario, caballos en escena, y trucos sorprendentes y originales. El número de El Gran Lafayette se convirtió prontamente en una atracción que llenaba los teatros en los que actuaba, y por lo tanto los empresarios lo contrataban como cabeza de cartel. El pensar en grande de Lafayette le dio muy buenos resultados porque lo aplicaba también en el punto más importante: el salario. El Gran Lafayette y su compañía, eran uno de los números más caros que habían, pero nunca dejó de trabajar porque abarrotaba los teatros.
Aparte de artista, Lafayette era negociante. Como tal tenía la habilidad para lograr los mejores contratos y esto hizo que se convirtiera en un artista tremendamente rico. En agosto de 1900 actuó en Londres con su nuevo número como ya dijimos. Volvió a Estados Unidos donde se convirtió en figura estelar del circuito de teatros Keith. Cambió legalmente su nombre a “The Great Lafayette” y se nacionalizó estadounidense. Después de actuar por todos los estados Unidos volvió a Inglaterra en 1902. Este año fue coronado el Rey Eduardo y la fastuosa ceremonia de coronación de dio la inspiración para una lujosa secuencia de transformismo que incorporó en su número. En ella Lafayette salía como el Arzobispo de Canterbury, el Rey y la Reina, cambiando de un personaje a otro delante del público.
Lafayette fue el primer mago en presentar un truco con un león. En efecto, su sainete mágico “La Novia del León” fue el primer truco que se realizó con tal animal. Consistía en un cuadro argumentado en el cual una doncella cristiana que había naufragado, era conducida ante el califa del país a cuyas costas había llegado. Éste le da a escoger entre formar parte de su harén o ser echada al león sagrado. Ella, por supuesto, escoge el león (¡). El amado de la dama aparece galopando sobre un corcel por el escenario, Lafayette, que hace este papel, se disfraza como ella y es él a quien meten en la jaula con el fiero león. El león salta sobre su victima, pero de repente se levanta en dos patas, se quita la piel y es Lafayette disfrazado de león. El animal que todos habían podido ver que era genuino, ha desaparecido.
Lafayette le gusta vivir bien. En 1903 compró una lujosa casa en Londres, pero poco pudo aprovecharla en los siguientes cuatro años, pues se pasó viajando con su número por Estados Unidos y Europa. En Estados Unidos era dueño de dos vagones de ferrocarril. En uno llevaba su equipo y escenografía, y en el otro iban sus animales y estaban sus habitaciones. Estas eran a todo lujo, y estaban adornadas con cuadros valiosos y otras obras de arte.
¿En que consistía el número de Lafayette?. Veámoslo en la cumbre de su éxito en la Navidad del año 1910, cuando presentó su “A Carnival of Conjuring” (Un Carnaval de Magia) en el teatro Coliseum de Londres, donde había sido contratado no por una semana como era lo normal, sino por seis semanas. Después de varios números preliminares a cargo de unas bailarinas, un tocador de banjo, una pareja de telépatas, una pareja de cómicos y una proyección de “bioscopio”, como llamaban en aquel entonces al incipiente cinematógrafo, se anuncia a El Gran Lafayette, quien sale a escena vestido regiamente. Su primer truco es la red cazapalomas, con la que hace aparecer una por una seis palomas del aire. Lafayette fue quien desarrolló este truco y el primero que lo presentó en el mundo.
Acto seguido, hace aparecer de una tela una cantidad de palomas que vuelan por el escenario y finalmente, de la misma tela, una cabra. El telón se cierra y Lafayette queda en el proscenio. Un ayudante le da un guardapolvos y una boina, los cuales se pone para interpretar a un pintor. Se abre el telón y se ve un marco dorado sobre un caballete. Utilizando un pincel grande, Lafayette pinta mágicamente varios cuadros de madera, los cuales coloca en el marco, y una vez juntos forman un paisaje de una escena campestre.
Después del aplauso coloca un papel en el marco y rompiéndolo por el centro hace aparecer de ahí su perra Beauty. En la siguiente escena se ve un cuarto de baño. Hay una bañera cubierta por una cortina. Lafayette la aparta y dentro hay una mujer bañándose. Ella grita y se incorpora. Lafayette la cubre con una toalla. De repente quita la toalla y la mujer ha desaparecido.
La siguiente parte del número se titula “Transformaciones y sustituciones”. Lafayette sale a escena caracterizado como Ching Ling Foo, el genuino mago chino y hace la aparición de la vasija de agua. Sin dar tiempo casi a que el público reaccione, pasa tras el biombo y sale casi inmediatamente transformado en Jhon Phillip Sousa, el famoso compositor norteamericano de marchas militares y dirige la orquesta. Posteriormente se caracteriza de pintor y se pone frente a un biombo en el cual hay una abertura por la cual se puede ver la cabeza de un hombre de raza negra. Con la ayuda de maquillaje, pelucas y barbas, Lafayette transforma rápidamente a este ayudante en el presidente de los Estados Unidos, el presidente de Francia y el Rey Jorge V de Inglaterra. Lafayette sale del escenario y el “rey” sale de detrás del biombo. Se quita entonces la barba y la peluca y resulta ser el mismo Lafayette. Llama entonces la atención hacia una cesta que ha estado todo el rato en escena, la abre y de su interior sale el ayudante negro.
En el siguiente cuadro Lafayette interpreta el papel de un escultor y amasa una cantidad de arcilla que hay sobre una mesa. Con dicha arcilla forma el cuerpo de una mujer imitando la imagen de Leda del cuadro “Leda y el cisne” de Vasari. Al terminar se sienta en una silla para admirar su trabajo y se queda dormido. La estatua entonces cobra vida y la mesa se transforma en un jardín con una fuente iluminada con luces de colores.
En su siguiente cuadro, Lafayette hace aparecer un oso de peluche al que da cuerda con una llave. El animalito entonces da unos pasos y ejecuta algunas cabriolas. Al parecer se cansa de este juego y se dirige hacia un libro en el que va pasando las páginas torpemente hasta encontrar una que le gusta. Lafayette trata de quitarle el libro, pero el osito se resiste diciendo que no con la cabeza y dando pataditas al suelo.
Después de lo anterior, viene un drama mágico en un acto en el que Lafayette interpreta el papel principal, y cuya base argumental es que el gran cirujano, Dr. Kremser, trata de encontrar una cura para la misteriosa enfermedad de su única hija, y la única forma de hacerlo es sacrificando a su perro. No quiere hacerlo, pero si no lo hace su hija morirá. Pide a un sirviente que prepare al perro para la operación pero éste, conociendo el amor del doctor hacia los animales, se resiste. El doctor le hipnotiza y así se ve forzado a cumplir las órdenes. Mientras, el Dr. Kremser prepara la anestesia, pero se ve afectado por las sustancias que mezcla y cae dormido. En este estado tiene una terrible pesadilla en la que se le presenta un personaje con cuerpo de hombre y cabeza de perro. También tiene una visión de su propio perro y de su hija que le pide que no lo sacrifique. Trata de abrazar a su hija pero ésta desaparece. La criatura con cabeza de perro se acerca a él con un gran cuchillo, le corta la cabeza y la tira al fuego. Entra ahora la hija del doctor y encuentra el cadáver sin cabeza. Mediante un poder misterioso hace resucitar a su padre. El perro entra y el Dr. Kremser lo llama a su lado y lo acaricia. Al cerrarse el telón se ve al Dr. Tirando su escalpelo por la ventana.
La siguiente parte del programa contrasta radicalmente con la escena tan macabra que acabamos de ver. Consiste en la famosa “Banda Transformista de Lafayette” en la cual el artista dirigía su propia banda interpretando música de Sousa, Strauss, Offenbach y otros, a la vez que se transformaba en vestido y gestos en dichos compositores dirigiendo a los músicos con los gestos característicos de cada uno. Piénsese que en aquel tiempo los directores imitados eran conocidos por el gran público y por lo tanto esta sección de su número obtenía siempre un gran éxito.
La sección musical finaliza con un cuadro espectacular titulado “Overtura 1912” en el cual se representa en escena la invasión de las naciones con la música de la Overtura 1812, interpretada por la Banda Transformista de Lafayette apoyada por la orquesta del teatro. Los disparos de un cañón genuino le agregaban emoción al cuadro que termina cuando se instaura nuevamente la paz y Lafayette sale a escena con un vestido militar de gala a lomos de un hermoso caballo blanco mientras desfilan las tropas por el escenario a medida que cae el telón.
El número finaliza con otro sainete mágico: La novia del León, del cual ya hemos hablado.
Todo este número requería una enorme cantidad de vestuario y decorados a la vez que equipo mágico y animales. Todo había sido diseñado por el mismo Lafayette y fabricado bajo su dirección. En este entonces su compañía la componían 45 personas, entre las cuales se contaban carpinteros, electricistas al igual que sus propios tramoyistas, pues Lafayette no permitía a nadie extraño tras bastidores, con la excepción del jefe de escena y del bombero del teatro.
Lafayette el hombre
Will Goldston dijo de Lafayette, que era el mago más odiado del mundo. La verdad es que como persona Lafayette era muy especial. Nunca se mezcló con magos aficionados, y sus pocos amigos magos eran artistas ya establecidos como Houdini, Carl Herz o Chung Ling Soo. Pagaba muy bien a sus ayudantes, pero no dudaba en despedir a cualquiera ante cualquier muestra de deslealtad o desobediencia. En sus tratos de negocios era muy enérgico, siendo uno de los pocos artistas que podían pararle los pies a cualquier empresario. Los criados de su casa tenían que llevar guantes blancos en todo momento, y para ello tenían que cambiárselos varias veces al día. Tenía un carácter explosivo y se vio envuelto en alguna ocasión en peleas a puño limpio por líos de mujeres, por asuntos profesionales o por causa de su perra Beauty.
La mayor extravagancia de Lafayette era el amor desmedido que sentía por Beauty. La perra actuaba cada noche en el espectáculo de su amo, pero además tenía su propia habitación con cama y baño especial, y comía en la mesa en un plato de oro, servido por un criado con guantes blancos. Los criados tenían prohibido referirse al animal como “perro”. En sus viajes, Lafayette solo se hospedaba en hoteles que aceptaran perros y Beauty dormía en su habitación. De hecho, la perra llevaba un collar de cuero con plaquitas de plata con el nombre de todos los hoteles en los que había estado. Los cheques de Lafayette tenían impreso un dibujo de Beauty y dos bolsas de oro bajo el cual se leía: “Mis dos mejores amigos”. Lafayette usaba sus propios contratos especialmente impresos para él. Debajo de ellos había una foto de Beauty y la siguiente frase: “Si los empresarios fueran tan honestos como tú este contrato no sería necesario”. También parece ser que Lafayette fue el inventor de la conocida frase: “Mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro” la cual había hecho poner en un rótulo de madera. En comida y artículos de aseo para Beauty, Lafayette se gastaba en una semana lo que un obrero tardaba en aquel entonces diez semanas en ganar.
En cierta ocasión entró a un restaurante con su inseparable Beauty, y el gerente vino a llamarle la atención y decirle que sacara al animal. Cometió el error de mencionar la palabra “pulgas”. Lafayette se ofendió mucho y dijo que su perra era más limpia que mucha gente y que ahora no se iría del restaurante. El gerente llamó a un par de policías de paisano que entraron a sacar al mago y a su animal. Sin mediar palabra Lafayette sacó la mano y le dio un tremendo puñetazo en la cara a uno de ellos. Por descontado que perro y amo fueron a parar a la policía. Al llegar el caso a juicio Lafayette se defendió hábilmente diciendo que había sido un caso de confusión de personalidad, pues al no estar uniformados los policías él creyó que eran dos ladrones que le venían a robar los valiosos anillos de diamantes que llevaba puestos.
Beauty vivió 15 años y su muerte un drama. En mayo de 1911, después de sus seis exitosas semanas en el Coliseum de Londres y de otros contratos de éxito alrededor de Londres y en Manchester, Sheffield y Newcastle, Lafayette comenzó una gira escocesa en el teatro Empire Palace de Edimburgo. Como siempre habían grandes colas en la taquilla por lo que tanto la parte comercial, como la artística estaban muy bien. Sin embargo la perra enfermó. Lafayette contrató entonces a un médico de renombre quien junto con dos enfermeras estaba de guardia las 24 horas del día. A pesar de ello el animal murió mientras dormía el 4 de mayo. Esto fue un tremendo choque para Lafayette. Un amigo que lo visitó en el hotel para darle el pésame lo encontró desconsolado a los pies de la cama en la cual estaba Beauty sobre un cojín de seda y rodeada de flores. Lafayette actuó esa noche con lagrimas en los ojos.
Los funerales de Beauty fueron otra muestra del amor desmedido del mago por su mascota. Beauty fue embalsamada no por un veterinario sino por un médico miembro del Real Colegio de Cirujanos. Contrató a la mejor empresa de pompas fúnebres para que compraran una tumba, pero hubo problemas porque los cementerios se negaban a enterrar a un perro en lugar sagrado. Finalmente el cementerio de Piershill accedió siempre y cuando la fosa sirviera para enterrar también al mago cuando éste falleciera.
La perra fue puesta en un ataúd de madera fina forrado de zinc y el interior tapizado de seda. Su cabeza descansaba en una almohadilla también de seda, y a su lado tenía su valioso collar. Cada día el desesperado Lafayette visitaba la funeraria para ver al animal embalsamado, y lo mismo hacia cada noche después del espectáculo regresando a su hotel de madrugada. El día escogido para el entierro de Beauty fue el 10 de mayo.
La muerte de Beauty afectó enormemente a Lafayette. El animal se había convertido a través de los años en una especie de amuleto para él, y Lafayette creía firmemente que toda su suerte dependía de ella. Con Beauty muerta el mago tenía la certeza de que su suerte se había agotado, y él mismo moriría pronto. Este extraño presentimiento se hizo realidad, pues Lafayette murió la noche del 9 de mayo de 1911, lo cual permitió que el amo fuera enterrado pocos días después del funeral del animal que tanto amó.
La muerte de Lafayette
La dramática muerte de Lafayette estuvo rodeada de circunstancias tales como la muerte de su amada Beauty, y también por el misterio. Su muerte ocurrió, como ya hemos dicho, un día antes del día en que se iba a enterrar a Beauty, y tuvo lugar en el mismo escenario del teatro Empire Palace de Edimburgo, en uno de los fuegos más terrible que había habido hasta entonces en un teatro en el que, a pesar de no haberse quemado más que el escenario, y no haber habido ninguna víctima entre el público, entre los artistas hubo diez muertos, uno de ellos el mismo Lafayette.
Acto seguido, hace aparecer de una tela una cantidad de palomas que vuelan por el escenario y finalmente, de la misma tela, una cabra. El telón se cierra y Lafayette queda en el proscenio. Un ayudante le da un guardapolvos y una boina, los cuales se pone para interpretar a un pintor. Se abre el telón y se ve un marco dorado sobre un caballete. Utilizando un pincel grande, Lafayette pinta mágicamente varios cuadros de madera, los cuales coloca en el marco, y una vez juntos forman un paisaje de una escena campestre.
Después del aplauso coloca un papel en el marco y rompiéndolo por el centro hace aparecer de ahí su perra Beauty. En la siguiente escena se ve un cuarto de baño. Hay una bañera cubierta por una cortina. Lafayette la aparta y dentro hay una mujer bañándose. Ella grita y se incorpora. Lafayette la cubre con una toalla. De repente quita la toalla y la mujer ha desaparecido.
La siguiente parte del número se titula “Transformaciones y sustituciones”. Lafayette sale a escena caracterizado como Ching Ling Foo, el genuino mago chino y hace la aparición de la vasija de agua. Sin dar tiempo casi a que el público reaccione, pasa tras el biombo y sale casi inmediatamente transformado en Jhon Phillip Sousa, el famoso compositor norteamericano de marchas militares y dirige la orquesta. Posteriormente se caracteriza de pintor y se pone frente a un biombo en el cual hay una abertura por la cual se puede ver la cabeza de un hombre de raza negra. Con la ayuda de maquillaje, pelucas y barbas, Lafayette transforma rápidamente a este ayudante en el presidente de los Estados Unidos, el presidente de Francia y el Rey Jorge V de Inglaterra. Lafayette sale del escenario y el “rey” sale de detrás del biombo. Se quita entonces la barba y la peluca y resulta ser el mismo Lafayette. Llama entonces la atención hacia una cesta que ha estado todo el rato en escena, la abre y de su interior sale el ayudante negro.
En el siguiente cuadro Lafayette interpreta el papel de un escultor y amasa una cantidad de arcilla que hay sobre una mesa. Con dicha arcilla forma el cuerpo de una mujer imitando la imagen de Leda del cuadro “Leda y el cisne” de Vasari. Al terminar se sienta en una silla para admirar su trabajo y se queda dormido. La estatua entonces cobra vida y la mesa se transforma en un jardín con una fuente iluminada con luces de colores.
En su siguiente cuadro, Lafayette hace aparecer un oso de peluche al que da cuerda con una llave. El animalito entonces da unos pasos y ejecuta algunas cabriolas. Al parecer se cansa de este juego y se dirige hacia un libro en el que va pasando las páginas torpemente hasta encontrar una que le gusta. Lafayette trata de quitarle el libro, pero el osito se resiste diciendo que no con la cabeza y dando pataditas al suelo.
Después de lo anterior, viene un drama mágico en un acto en el que Lafayette interpreta el papel principal, y cuya base argumental es que el gran cirujano, Dr. Kremser, trata de encontrar una cura para la misteriosa enfermedad de su única hija, y la única forma de hacerlo es sacrificando a su perro. No quiere hacerlo, pero si no lo hace su hija morirá. Pide a un sirviente que prepare al perro para la operación pero éste, conociendo el amor del doctor hacia los animales, se resiste. El doctor le hipnotiza y así se ve forzado a cumplir las órdenes. Mientras, el Dr. Kremser prepara la anestesia, pero se ve afectado por las sustancias que mezcla y cae dormido. En este estado tiene una terrible pesadilla en la que se le presenta un personaje con cuerpo de hombre y cabeza de perro. También tiene una visión de su propio perro y de su hija que le pide que no lo sacrifique. Trata de abrazar a su hija pero ésta desaparece. La criatura con cabeza de perro se acerca a él con un gran cuchillo, le corta la cabeza y la tira al fuego. Entra ahora la hija del doctor y encuentra el cadáver sin cabeza. Mediante un poder misterioso hace resucitar a su padre. El perro entra y el Dr. Kremser lo llama a su lado y lo acaricia. Al cerrarse el telón se ve al Dr. Tirando su escalpelo por la ventana.
La siguiente parte del programa contrasta radicalmente con la escena tan macabra que acabamos de ver. Consiste en la famosa “Banda Transformista de Lafayette” en la cual el artista dirigía su propia banda interpretando música de Sousa, Strauss, Offenbach y otros, a la vez que se transformaba en vestido y gestos en dichos compositores dirigiendo a los músicos con los gestos característicos de cada uno. Piénsese que en aquel tiempo los directores imitados eran conocidos por el gran público y por lo tanto esta sección de su número obtenía siempre un gran éxito.
La sección musical finaliza con un cuadro espectacular titulado “Overtura 1912” en el cual se representa en escena la invasión de las naciones con la música de la Overtura 1812, interpretada por la Banda Transformista de Lafayette apoyada por la orquesta del teatro. Los disparos de un cañón genuino le agregaban emoción al cuadro que termina cuando se instaura nuevamente la paz y Lafayette sale a escena con un vestido militar de gala a lomos de un hermoso caballo blanco mientras desfilan las tropas por el escenario a medida que cae el telón.
El número finaliza con otro sainete mágico: La novia del León, del cual ya hemos hablado.
Todo este número requería una enorme cantidad de vestuario y decorados a la vez que equipo mágico y animales. Todo había sido diseñado por el mismo Lafayette y fabricado bajo su dirección. En este entonces su compañía la componían 45 personas, entre las cuales se contaban carpinteros, electricistas al igual que sus propios tramoyistas, pues Lafayette no permitía a nadie extraño tras bastidores, con la excepción del jefe de escena y del bombero del teatro.
Lafayette el hombre
Will Goldston dijo de Lafayette, que era el mago más odiado del mundo. La verdad es que como persona Lafayette era muy especial. Nunca se mezcló con magos aficionados, y sus pocos amigos magos eran artistas ya establecidos como Houdini, Carl Herz o Chung Ling Soo. Pagaba muy bien a sus ayudantes, pero no dudaba en despedir a cualquiera ante cualquier muestra de deslealtad o desobediencia. En sus tratos de negocios era muy enérgico, siendo uno de los pocos artistas que podían pararle los pies a cualquier empresario. Los criados de su casa tenían que llevar guantes blancos en todo momento, y para ello tenían que cambiárselos varias veces al día. Tenía un carácter explosivo y se vio envuelto en alguna ocasión en peleas a puño limpio por líos de mujeres, por asuntos profesionales o por causa de su perra Beauty.
La mayor extravagancia de Lafayette era el amor desmedido que sentía por Beauty. La perra actuaba cada noche en el espectáculo de su amo, pero además tenía su propia habitación con cama y baño especial, y comía en la mesa en un plato de oro, servido por un criado con guantes blancos. Los criados tenían prohibido referirse al animal como “perro”. En sus viajes, Lafayette solo se hospedaba en hoteles que aceptaran perros y Beauty dormía en su habitación. De hecho, la perra llevaba un collar de cuero con plaquitas de plata con el nombre de todos los hoteles en los que había estado. Los cheques de Lafayette tenían impreso un dibujo de Beauty y dos bolsas de oro bajo el cual se leía: “Mis dos mejores amigos”. Lafayette usaba sus propios contratos especialmente impresos para él. Debajo de ellos había una foto de Beauty y la siguiente frase: “Si los empresarios fueran tan honestos como tú este contrato no sería necesario”. También parece ser que Lafayette fue el inventor de la conocida frase: “Mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro” la cual había hecho poner en un rótulo de madera. En comida y artículos de aseo para Beauty, Lafayette se gastaba en una semana lo que un obrero tardaba en aquel entonces diez semanas en ganar.
En cierta ocasión entró a un restaurante con su inseparable Beauty, y el gerente vino a llamarle la atención y decirle que sacara al animal. Cometió el error de mencionar la palabra “pulgas”. Lafayette se ofendió mucho y dijo que su perra era más limpia que mucha gente y que ahora no se iría del restaurante. El gerente llamó a un par de policías de paisano que entraron a sacar al mago y a su animal. Sin mediar palabra Lafayette sacó la mano y le dio un tremendo puñetazo en la cara a uno de ellos. Por descontado que perro y amo fueron a parar a la policía. Al llegar el caso a juicio Lafayette se defendió hábilmente diciendo que había sido un caso de confusión de personalidad, pues al no estar uniformados los policías él creyó que eran dos ladrones que le venían a robar los valiosos anillos de diamantes que llevaba puestos.
Beauty vivió 15 años y su muerte un drama. En mayo de 1911, después de sus seis exitosas semanas en el Coliseum de Londres y de otros contratos de éxito alrededor de Londres y en Manchester, Sheffield y Newcastle, Lafayette comenzó una gira escocesa en el teatro Empire Palace de Edimburgo. Como siempre habían grandes colas en la taquilla por lo que tanto la parte comercial, como la artística estaban muy bien. Sin embargo la perra enfermó. Lafayette contrató entonces a un médico de renombre quien junto con dos enfermeras estaba de guardia las 24 horas del día. A pesar de ello el animal murió mientras dormía el 4 de mayo. Esto fue un tremendo choque para Lafayette. Un amigo que lo visitó en el hotel para darle el pésame lo encontró desconsolado a los pies de la cama en la cual estaba Beauty sobre un cojín de seda y rodeada de flores. Lafayette actuó esa noche con lagrimas en los ojos.
Los funerales de Beauty fueron otra muestra del amor desmedido del mago por su mascota. Beauty fue embalsamada no por un veterinario sino por un médico miembro del Real Colegio de Cirujanos. Contrató a la mejor empresa de pompas fúnebres para que compraran una tumba, pero hubo problemas porque los cementerios se negaban a enterrar a un perro en lugar sagrado. Finalmente el cementerio de Piershill accedió siempre y cuando la fosa sirviera para enterrar también al mago cuando éste falleciera.
La perra fue puesta en un ataúd de madera fina forrado de zinc y el interior tapizado de seda. Su cabeza descansaba en una almohadilla también de seda, y a su lado tenía su valioso collar. Cada día el desesperado Lafayette visitaba la funeraria para ver al animal embalsamado, y lo mismo hacia cada noche después del espectáculo regresando a su hotel de madrugada. El día escogido para el entierro de Beauty fue el 10 de mayo.
La muerte de Beauty afectó enormemente a Lafayette. El animal se había convertido a través de los años en una especie de amuleto para él, y Lafayette creía firmemente que toda su suerte dependía de ella. Con Beauty muerta el mago tenía la certeza de que su suerte se había agotado, y él mismo moriría pronto. Este extraño presentimiento se hizo realidad, pues Lafayette murió la noche del 9 de mayo de 1911, lo cual permitió que el amo fuera enterrado pocos días después del funeral del animal que tanto amó.
La muerte de Lafayette
La dramática muerte de Lafayette estuvo rodeada de circunstancias tales como la muerte de su amada Beauty, y también por el misterio. Su muerte ocurrió, como ya hemos dicho, un día antes del día en que se iba a enterrar a Beauty, y tuvo lugar en el mismo escenario del teatro Empire Palace de Edimburgo, en uno de los fuegos más terrible que había habido hasta entonces en un teatro en el que, a pesar de no haberse quemado más que el escenario, y no haber habido ninguna víctima entre el público, entre los artistas hubo diez muertos, uno de ellos el mismo Lafayette.
Estaba a punto de terminar la segunda función de la noche pues solo faltaba el último cuadro, “La Novia del León”. En medio de la representación se pudo ver el fogonazo de un cortocircuito proveniente de una lámpara ornamental. A los pocos segundos la lámpara de incendió y cayó al escenario inflamando en su caída un telón. El fuego se propagó rápidamente por la escena. Un responsable del teatro dio la orden de abrir las puertas de emergencia y el público comenzó a salir en orden. El director musical de Lafayette se subió a dirigir la orquesta para calmar al público y que no hubiera pánico. Lo logró pero más tarde perdió la vida. También se dio la orden de bajar el telón de acero contra incendios.
Dentro del escenario, muchos artistas, en vez de escapar, corrieron a los camerinos a buscar sus pertenencias. Varios no volvieron a salir. En el celo por proteger los secretos, Lafayette había hecho clausurar la puerta metálica que comunicaba el escenario con el auditorio. La otra puerta de salida estaba cubierta con bastidores de escenografía. Estos, sin embargo, fueron retirados en pocos segundos y por esta puerta escaparon todos los que se salvaron. Alguien vio que Lafayette también había escapado, pero al oír los relinchos de su caballo que junto con el león y los otros animales había quedado atrapado, volvió dentro para salvarlo. Ya no pudo volver a salir porque por desgracia al entrar por la única puerta abierta y atravesar el escenario en llamas, quedó atrapado del otro lado donde la única salida era la puerta que comunicaba con la sala y que él mismo había hecho cerrar.
Después de extinguir el incendio, las autoridades recobraron ocho cuerpos. Uno de ellos fue identificado como Alice Dale, una chica de 17 años. Fue encontrada dentro de un disfraz de oso de peluche. Así se supo uno de los secretos de Lafayette. Uno de los heridos más graves murió en el hospital posteriormente. De los últimos dos cadáveres encontrados, uno fue identificado por la ropa como El Gran Lafayette.
Los restos de Lafayette fueron llevados a Glasgow para su incineración, ya que Edimburgo no poseía crematorio. Mientras, un diario publicó que uno de los miembros de la Banda Transformista de Lafayette no había aparecido. Se trataba de un trompetista de nombre Richards. Se pensaba que su cadáver podría estar en algún lugar bajo los escombros del escenario.
El viernes que siguió a la tragedia, el abogado de Lafayette pidió a un ayudante suyo que fuera al teatro y buscara entre las ruina del escenario para ver si encontraba algo de valor. El abogado sabía que Lafayette siempre llevaba puestos dos anillos de diamantes, pero cuando él había visto los restos del mago, faltaban los anillos. El ayudante se personó en el teatro y comenzó una búsqueda a fondo. A un la do del escenario había un agujero que hasta hacía poco había quedado cubierto por el pesado telón de hierro de seguridad el cual había caído sobre el escenario durante el incendio. El ayudante se asomó en aquel hueco y descubrió con horror un cadáver carbonizado que había caído por ahí hasta el sótano. El cuerpo fue sacado y en su mano llevaba dos anillos de diamantes. Posteriormente fue identificado de forma positiva como los restos del Gran Lafayette. ¡Habían cremado el cadáver equivocado!.
La razón de la confusión de cuerpos es muy sencilla. En su trabajo de transformismo y cambios rápidos Lafayette usaba un doble. El músico Richards era su doble y por esa razón estaba vestido igual que él cuando se desató el incendio durante “La Novia del León”. Al encontrar un cadáver irreconocible pero con restos de ropa y sobre todo con una espada similar a la usada por Lafayette, todos creyeron que se trataba de él.
Ante este contratiempo hubo que pedir un permiso especial para enviar a toda prisa a Glasgow los restos del artista para su cremación, de forma que sus cenizas estuvieran de vuelta en Edimburgo para el domingo 14 de mayo, fecha del funeral. El mismo director de la funeraria tuvo que hacer arreglos para viajar por la noche con los restos y volver por la mañana.
El entierro de Lafayette
Si Lafayette fue espectacular en su vida, muerto no lo fue menos pues su funeral, con todas las circunstancias que rodearon su muerte, fue algo para no olvidar en mucho tiempo, tanto así que un periódico lo calificó como “el más grande espectáculo gratuito que la capital escocesa había presenciado en mucho tiempo”. Se calcula que entre cincuenta y cien mil personas se aglomeraron en las aceras para ver del paso del cortejo. Éste estaba compuesto por veinte carruajes encabezados por la carroza fúnebre tirada por cuatro caballos belgas azabaches coronados con plumas negras. En el centro venía la urna con las cenizas del mago cubierta con un palio de terciopelo morado adornado con una cruz blanca.
El segundo coche de la procesión era el Mercedes de Lafayette cubierto de crespones y con el interior totalmente tapizado de negro. Fritz, el chofer de Lafayette conducía, y dos criados negros iban haciendo guardia montados en los estribos del coche. Dentro iba un solo ocupante: Mabel, la otra perra favorita de Lafayette. A este coche seguían siete carrozas abiertas repletas de flores, y luego venían varios carruajes con los deudos, incluyendo al hermano de Lafayette, su manager, un representante del teatro Empire Palace, el mago Horade Golding y su esposa y Lalla Selbilni, la bella ayudante de Lafayette. Un destacamento de policía montada escoltaba el cortejo y despejaba la vía.
Al acercarse al cementerio de Piershill, la orquesta del teatro Empire Palace comenzó a tocar la marcha fúnebre de Chopin. El cortejo se detuvo frente a la tumba de Lafayette había hecho comprar para Beauty. Se habían hecho los arreglos para que las cenizas del mago fueran depositadas dentro del ataúd con su mascota y así lo hizo el director de la funeraria, y puso la urna entre las patas muertas del animal.
Aquí surgió una complicación pues los asistentes, sabiendo que Lafayette era judío esperaban que fuera enterrado según los ritos de dicha religión, pero un representante de la sinagoga de Edimburgo explicó que no era posible efectuar el ritual mortuorio ya que sería un sacrilegio en vista de que estaba enterrado a una persona junto con un perro, animal considerado impuro. Esto causó gran indignación entre los deudos que no podían creer que se fuera a enterrar a Lafayette sin ningún tipo de rito religioso. Fue por fin un pastor de la Iglesia Presbiteriana quien se ofreció de voluntario y condujo el ritual funerario, lo cual fue de agradecer por parte de los congregados.
Así, tan espectacularmente como había actuado en los escenarios, se despidió de este mundo El Gran Lafayette, la tumba en la cual reposa junto a su adorada Beauty todavía puede verse cerca de la entrada en el Piershill Cementery en Edimburgo, Escocia.
Dentro del escenario, muchos artistas, en vez de escapar, corrieron a los camerinos a buscar sus pertenencias. Varios no volvieron a salir. En el celo por proteger los secretos, Lafayette había hecho clausurar la puerta metálica que comunicaba el escenario con el auditorio. La otra puerta de salida estaba cubierta con bastidores de escenografía. Estos, sin embargo, fueron retirados en pocos segundos y por esta puerta escaparon todos los que se salvaron. Alguien vio que Lafayette también había escapado, pero al oír los relinchos de su caballo que junto con el león y los otros animales había quedado atrapado, volvió dentro para salvarlo. Ya no pudo volver a salir porque por desgracia al entrar por la única puerta abierta y atravesar el escenario en llamas, quedó atrapado del otro lado donde la única salida era la puerta que comunicaba con la sala y que él mismo había hecho cerrar.
Después de extinguir el incendio, las autoridades recobraron ocho cuerpos. Uno de ellos fue identificado como Alice Dale, una chica de 17 años. Fue encontrada dentro de un disfraz de oso de peluche. Así se supo uno de los secretos de Lafayette. Uno de los heridos más graves murió en el hospital posteriormente. De los últimos dos cadáveres encontrados, uno fue identificado por la ropa como El Gran Lafayette.
Los restos de Lafayette fueron llevados a Glasgow para su incineración, ya que Edimburgo no poseía crematorio. Mientras, un diario publicó que uno de los miembros de la Banda Transformista de Lafayette no había aparecido. Se trataba de un trompetista de nombre Richards. Se pensaba que su cadáver podría estar en algún lugar bajo los escombros del escenario.
El viernes que siguió a la tragedia, el abogado de Lafayette pidió a un ayudante suyo que fuera al teatro y buscara entre las ruina del escenario para ver si encontraba algo de valor. El abogado sabía que Lafayette siempre llevaba puestos dos anillos de diamantes, pero cuando él había visto los restos del mago, faltaban los anillos. El ayudante se personó en el teatro y comenzó una búsqueda a fondo. A un la do del escenario había un agujero que hasta hacía poco había quedado cubierto por el pesado telón de hierro de seguridad el cual había caído sobre el escenario durante el incendio. El ayudante se asomó en aquel hueco y descubrió con horror un cadáver carbonizado que había caído por ahí hasta el sótano. El cuerpo fue sacado y en su mano llevaba dos anillos de diamantes. Posteriormente fue identificado de forma positiva como los restos del Gran Lafayette. ¡Habían cremado el cadáver equivocado!.
La razón de la confusión de cuerpos es muy sencilla. En su trabajo de transformismo y cambios rápidos Lafayette usaba un doble. El músico Richards era su doble y por esa razón estaba vestido igual que él cuando se desató el incendio durante “La Novia del León”. Al encontrar un cadáver irreconocible pero con restos de ropa y sobre todo con una espada similar a la usada por Lafayette, todos creyeron que se trataba de él.
Ante este contratiempo hubo que pedir un permiso especial para enviar a toda prisa a Glasgow los restos del artista para su cremación, de forma que sus cenizas estuvieran de vuelta en Edimburgo para el domingo 14 de mayo, fecha del funeral. El mismo director de la funeraria tuvo que hacer arreglos para viajar por la noche con los restos y volver por la mañana.
El entierro de Lafayette
Si Lafayette fue espectacular en su vida, muerto no lo fue menos pues su funeral, con todas las circunstancias que rodearon su muerte, fue algo para no olvidar en mucho tiempo, tanto así que un periódico lo calificó como “el más grande espectáculo gratuito que la capital escocesa había presenciado en mucho tiempo”. Se calcula que entre cincuenta y cien mil personas se aglomeraron en las aceras para ver del paso del cortejo. Éste estaba compuesto por veinte carruajes encabezados por la carroza fúnebre tirada por cuatro caballos belgas azabaches coronados con plumas negras. En el centro venía la urna con las cenizas del mago cubierta con un palio de terciopelo morado adornado con una cruz blanca.
El segundo coche de la procesión era el Mercedes de Lafayette cubierto de crespones y con el interior totalmente tapizado de negro. Fritz, el chofer de Lafayette conducía, y dos criados negros iban haciendo guardia montados en los estribos del coche. Dentro iba un solo ocupante: Mabel, la otra perra favorita de Lafayette. A este coche seguían siete carrozas abiertas repletas de flores, y luego venían varios carruajes con los deudos, incluyendo al hermano de Lafayette, su manager, un representante del teatro Empire Palace, el mago Horade Golding y su esposa y Lalla Selbilni, la bella ayudante de Lafayette. Un destacamento de policía montada escoltaba el cortejo y despejaba la vía.
Al acercarse al cementerio de Piershill, la orquesta del teatro Empire Palace comenzó a tocar la marcha fúnebre de Chopin. El cortejo se detuvo frente a la tumba de Lafayette había hecho comprar para Beauty. Se habían hecho los arreglos para que las cenizas del mago fueran depositadas dentro del ataúd con su mascota y así lo hizo el director de la funeraria, y puso la urna entre las patas muertas del animal.
Aquí surgió una complicación pues los asistentes, sabiendo que Lafayette era judío esperaban que fuera enterrado según los ritos de dicha religión, pero un representante de la sinagoga de Edimburgo explicó que no era posible efectuar el ritual mortuorio ya que sería un sacrilegio en vista de que estaba enterrado a una persona junto con un perro, animal considerado impuro. Esto causó gran indignación entre los deudos que no podían creer que se fuera a enterrar a Lafayette sin ningún tipo de rito religioso. Fue por fin un pastor de la Iglesia Presbiteriana quien se ofreció de voluntario y condujo el ritual funerario, lo cual fue de agradecer por parte de los congregados.
Así, tan espectacularmente como había actuado en los escenarios, se despidió de este mundo El Gran Lafayette, la tumba en la cual reposa junto a su adorada Beauty todavía puede verse cerca de la entrada en el Piershill Cementery en Edimburgo, Escocia.
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