Jean Eugene Robert-Houdin (1805-1871) Aspiring teenaged magician Ehrich Weiss did not conjure the name "Harry Houdini" out of thin air. Following the hallowed tradition of his craft, the name pays homage to Jean Eugene Robert-Houdin, the French performer widely considered the father of modern magic. Adding the "i" followed tradition as well, as this was a common way that magicians invoked the name of the famous 18th century Italian conjurer Pinetti. "Harry," on the other hand, was merely a pleasantly American twist on "Ehrie," his boyhood nickname. But Houdini’s relationship with his famous predecessor was not as simple as their shared name suggests.Jean Eugene Robert was bitten by the magic bug just as he was entering his family’s clockmaking business in the French town of Blois. The young man enjoyed entertaining his friends with sleight-of-hand tricks, but at first gave no thought to performing professionally. At twenty-four, he married the daughter of a prominent Parisian clockmaker, soon adding their family name to his own and opening his own clockmaking studio in Paris with the backing of his father-in-law. Living in the French capital allowed Robert-Houdin to more fully indulge his interest in magic, and he eagerly caught every performance he could while developing friendships with a number of amateur and professional magicians. Particularly influential were Comte, a favorite of the French Kings and owner of his own theater, and Philippe, whose utilization of electricity would have the greatest impact on Robert-Houdin. During these years the clockmaker made mental notes about what he would do -- and not do -- if he ever took the stage himself.Perhaps inspired by the complex mechanical devices, or automata, demonstrated by Philippe and other conjurers, Robert-Houdin started building more than clocks. In 1844, a small android he had built for the Universal Exposition was purchased by American circus impresario P.T. Barnum for the handsome price of seven thousand francs. The timing was excellent, as it allowed Robert-Houdin time to finish the pieces he was building for a magical theater he would soon open in Paris. The public was enchanted by his elegantly appointed theater at the old Palais Royal, which featured numbers clearly inspired by Phillipe but with novel twists of their own. Even in this first endeavor, Robert-Houdin displayed a gift for presentation which would set him apart. In particular, his practice of appearing in normal evening attire, rather than elaborate robes, caught on and has led many to see him as the first "modern" magician.The routine that turned Robert-Houdin into a major attraction was not mechanical at all, but a number called "Second Sight," in which his son, blindfolded on stage, correctly identified objects held by his father in the audience. Again, Robert-Houdin cannot take credit for originating the act, which worked through an elaborate verbal code, but for improving it with consummate skill and showmanship. In this way, he resembled his future namesake: both Robert-Houdin and Houdini grew famous by adding their own genius to the work of those who came before.It may have been this very similarity which led Houdini to turn on his legendary predecessor. In 1908 he angered many in the profession with the publication of "The Unmasking of Robert-Houdin," a scathing attack in which he called the legend "a mere pretender, a man who waxed great on the brainwork of others." Besides detailing the origins of most of his routines in an effort to set the record straight, Houdini challenged Robert-Houdin’s assertion in his celebrated memoirs that his presentational reforms represented "a complete regeneration in the art of conjuring." Houdini also assailed Robert-Houdin’s "supreme egotism" and habit of exaggerating his exploits, charges often made against Houdini himself. Houdini’s overzealous attempt to unseat his celebrated predecessor probably had several sources. From one perspective, it can be seen as part of the lifelong war waged against his own imitators, for whom he felt nothing but contempt. It can also be seen as a manifestation of his substantial ego, and the need to elevate himself at the expense of any competitors, even those from the past. But given that the two men shared so much more than a name, perhaps it was Houdini’s way of responding -- in a way his ego and psyche would allow -- to the very criticisms so often leveled at him.J
domingo, 13 de julio de 2008
JEAN EUGENE ROBERT HOUDIN - EL PADRE DE LA MAGIA MODERNA
Jean-Eugène Robert nació el 7 de diciembre en Blois, Francia. Utilizaba la última tecnología de la época para sus trucos y su influencia en la magia moderna no siempre es suficientemente reconocida. Cuando tenía 25 años de edad, se casó con Cécile-Eglantine Houdin y tomó su apellido por lo que se transformó en Robert Houdin. El nombre era muy popular, una generación mas tarde un joven americano llamado Eric Weiss tomó el nombre de su héroe y lo transformó en “Houdini”.A los veinte años, Robert era aprendiz de relojero y le enseñaban la importancia de la lectura para su labor. Houdin fue a una librería y adquirió el “Traité d’Horlogerie” (tratado de relojería) de Berthoud. En su afán de vender, la vendedora de la librería le vendió por equivocación otro libro. Houdin se sorprendió al darse cuenta que el título era “Enciclopedia de divertimentos científicos”. Esta obra tenía en su interior técnicas básicas de magia e ilusionismo como trucos de cartas, cómo arrancarle la cabeza a una paloma y devolverla a la vida, etc… En sus memorias, Houdin dice que el error de la bibliotecaria le causó “el encuentro con el motivo de regocijo de toda su vida”.
Fascinado por los misterios que encontró totalmente explicados en esa obra, Houdin se encontró con que carecía de las habilidades mínimas para realizar algunos de los trucos contenidos en el libro. Se dio cuenta de que necesitaba la maestría de movimientos manuales de un pianista para realizar esos movimientos intrincados de manera inconciente, pero también se dio cuenta de que era sólo el talento físico lo que necesitaba y no el talento musical de un pianista, por lo que contrató a un cortador de maíz (famosos por sus habilidades manuales) para que le enseñara a usar sus manos. Luego de un mes de práctica aprendió a hacer malabares con 4 pelotas. No contento con ésto, comenzó a leer mientras realizaba malabares. Pudo así escindir esas dos tareas lo que le dio una gran independencia con las manos. Gracias al constante entrenamiento en malabares, escisión de tareas y prácticas para agilizar la memoria, Houdin se convirtió en el gran mago que después fue. También promovió las actividades para agilizar la memoria a sus hijos, quienes luego se convertirían en sus asistentes para los geniales trucos que realizaba. Cuando Houdin creyó tener un show listo, rentó un lugar en la Galerie de Valois del Palais Royal para realizar su “Soirées Fantastiques”. Once años después tendría su propio teatro.
Quizás debido a su comienzo como relojero, Houdin tenía un gran amor hacia los mecanismos. En sus memorias describe dos creaciones interesantes que realizó en su propio hogar. Uno de sus inventos fue un aparato para escuchar a los sirvientes y sus conversaciones con las personas que golpeaban la puerta de su casa. También tenía un aparato eléctrico con el cual dejaba una marca blanca para ser vista por la servidumbre para avisar que no quería recibir visitas.
Houdin le dio un nuevo estilo y filosofía a la magia, que lo encumbraron como el “padre de la magia moderna”. Usaba artefactos de todos los días para su magia en vez de las intrincadas máquinas típicas de la época y cambió los harapos de hechicero por trajes de etiqueta. Le dio a sus shows la atmósfera de una elegante reunión. Fue él quién creó, entre otras cosas, los trucos de levitación, ilusionismo con monedas, la cornucopia y otros trucos sin los que hoy la magia no podría ser pensada.
Antes de Houdin, a los magos se les consideraba charlatanes o brujos, pero Houdin fue quien reclamó no tener poderes supernaturales y quien denunció a quienes lo decían. En cambio, fue un genio de la ingeniería y eso le permitió elaborar mecanismos para poder realizar cosas que maravillaban al público. Mientras en esa época se usaban velas como método de iluminación, Houdin con sus conocimientos de electricidad, galvanismo, etc, llevó la iluminacion artificial al escenario.
Robert Houdin ahorró suficiente dinero para comprarse una mansión en Blois y retirarse allí para escribir e inventar. No estaba interesado sólo en la magia, también escribió e hizo grandes avances sobre el ojo humano, e inventó el predecesor del taxímetro.El 13 de junio de 1871, Houdin murió, sólo unos meses luego de que su hijo falleciera en la guerra franco-prusiana.
Fascinado por los misterios que encontró totalmente explicados en esa obra, Houdin se encontró con que carecía de las habilidades mínimas para realizar algunos de los trucos contenidos en el libro. Se dio cuenta de que necesitaba la maestría de movimientos manuales de un pianista para realizar esos movimientos intrincados de manera inconciente, pero también se dio cuenta de que era sólo el talento físico lo que necesitaba y no el talento musical de un pianista, por lo que contrató a un cortador de maíz (famosos por sus habilidades manuales) para que le enseñara a usar sus manos. Luego de un mes de práctica aprendió a hacer malabares con 4 pelotas. No contento con ésto, comenzó a leer mientras realizaba malabares. Pudo así escindir esas dos tareas lo que le dio una gran independencia con las manos. Gracias al constante entrenamiento en malabares, escisión de tareas y prácticas para agilizar la memoria, Houdin se convirtió en el gran mago que después fue. También promovió las actividades para agilizar la memoria a sus hijos, quienes luego se convertirían en sus asistentes para los geniales trucos que realizaba. Cuando Houdin creyó tener un show listo, rentó un lugar en la Galerie de Valois del Palais Royal para realizar su “Soirées Fantastiques”. Once años después tendría su propio teatro.
Quizás debido a su comienzo como relojero, Houdin tenía un gran amor hacia los mecanismos. En sus memorias describe dos creaciones interesantes que realizó en su propio hogar. Uno de sus inventos fue un aparato para escuchar a los sirvientes y sus conversaciones con las personas que golpeaban la puerta de su casa. También tenía un aparato eléctrico con el cual dejaba una marca blanca para ser vista por la servidumbre para avisar que no quería recibir visitas.
Houdin le dio un nuevo estilo y filosofía a la magia, que lo encumbraron como el “padre de la magia moderna”. Usaba artefactos de todos los días para su magia en vez de las intrincadas máquinas típicas de la época y cambió los harapos de hechicero por trajes de etiqueta. Le dio a sus shows la atmósfera de una elegante reunión. Fue él quién creó, entre otras cosas, los trucos de levitación, ilusionismo con monedas, la cornucopia y otros trucos sin los que hoy la magia no podría ser pensada.
Antes de Houdin, a los magos se les consideraba charlatanes o brujos, pero Houdin fue quien reclamó no tener poderes supernaturales y quien denunció a quienes lo decían. En cambio, fue un genio de la ingeniería y eso le permitió elaborar mecanismos para poder realizar cosas que maravillaban al público. Mientras en esa época se usaban velas como método de iluminación, Houdin con sus conocimientos de electricidad, galvanismo, etc, llevó la iluminacion artificial al escenario.
Robert Houdin ahorró suficiente dinero para comprarse una mansión en Blois y retirarse allí para escribir e inventar. No estaba interesado sólo en la magia, también escribió e hizo grandes avances sobre el ojo humano, e inventó el predecesor del taxímetro.El 13 de junio de 1871, Houdin murió, sólo unos meses luego de que su hijo falleciera en la guerra franco-prusiana.
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