lunes, 1 de marzo de 2010

MARIUS CAZENEUVE

LA GRAN AVENTURA
DE MARIUS CAZENEUVE

Han pasado varios años desde la memorable conferencia que diera Marius Cazenueve en la Sorbona de París. En 1886 llega a Madagascar. La isla está ocupada por los Havas, que sin duda llegaron de Malasia hacia el siglo XIV. El 9 de octubre, cazenueve llega a la capital, Tananarivo, que es una ciudad de 50.000 habitantes. Es recibido por el Residente General de Francia, el señor Myre de Vilers. Éste, cansado de ser burlado por el gobierno del país, está encolerizado de tal manera que quiere marcharse. Le explica la situación al mago:
La soberana de Madagascar es oficialmente Renabalo-Manjaka III. La reina es una simpática persona de veintitrés años, muy amada por su pueblo, pero sin ningún poder, puesto que ella estaba bajo la tutela del marido, que es un viejo carcamal. Éste no es de sangre real, por lo que lleva solamente el título de Primer Ministro, lo que no le impide protagonizar un pequeño detalle histórico bastante extraño y para nosotros podríamos decir chocante. Este señor se había casado también con las dos reinas anteriores de la isla. Vosotros pensad lo que queráis.
En Madagascar, en aquellos tiempos, Inglaterra oponía una violenta lucha de influencia a Francia. El primer ministro está de parte de los ingleses, cuyos intereses con admirablemente definidos por los sacerdotes metodistas establecidos en la isla.
Así pues, Cazeneuve ha llegado precisamente para intentar establecer el prestigio de Francia, dando representaciones mágicas. Piensa que podrá renovar el éxito que treinta años antes había logrado en Argelia Robert Houdin. Pero el Residente General de Francia es muy escéptico…
Cazeneuve no se descorazona por este ambiente desfavorable. El 10 de octubre logra invitar al Primer Ministro Rainilairivony a la Residencia francesa y le ofrece una sesión de prestidigitación… con todo su séquito asiste a los juegos sorprendentes del mago francés. Éste –como por encanto- hace aparecer una pizarra, virgen de toda escritura, en la que aparecen luego las siguientes palabras en caracteres malgaches: ``Tu país será salvado, si tú sólo aceptas como aliados a los representantes de Francia´´. Y no oculta decir que estos milagros no son debidos a la brujería, sino a la Ciencia, a la ciencia francesa… Después de esto, el primer Ministro se muestra muy afable junto con su séquito y se nota que sus relaciones con el señor Le Myre de Vilers son ahora menos frías.
Al día siguiente, un terrible incendio se declara en Tananarivo. Altas llamas se propagan en todo un barrio de la ciudad. Los nativos piensan que no pueden hacer nada para evitarlo y se conforman con mirar y huir. Es cierto que las casas están construidas de madera y por ese motivo es muy difícil evitar que ardan.
Desde lo alto de su palacio, la reina Ranavalo, inmóvil bajo un parasol rojo con borlas de oro, contempla el incendio.
Repentinamente, queda asombrada. ¿quién es? –pregunta a sus sirvientes-, ¿quién es ese pequeño diablo que pasa entre las llamas? Ese ``pequeño diablo´´ es Marius Cazeneuve, que armado con un hacha, se lanza con audacia a aminorar los efectos del desastre.
Y puede ser que poco más tarde, en su cámara real, la reina, descansando, sueñe con el pequeño diablo que corría entre las llamas…
Sea como sea, al día siguiente, Cazaneuve es invitado a palacio. Es recibido con todos los honores militares y la reina se entrevista con él durante media hora. Más tarde hace una sesión de juegos de magia y explica que sus juegos sólo son productos de una gran habilidad y que también lo son de sus conocimientos de algunas ciencias como las matemáticas, la química, la astronomía, la física, la medicina... Nombrar la medicina fue como si hubiera dicho una palabra que produjo unos efectos imprevistos. Se daba el caso que nuestro ``pequeño hombre´´, había hecho en su juventud, desde 1856 a 1858, estudios de medicina, los cuales le sirvieron para convertirse poco a poco en el médico particular de la reina. La enfermedad que ésta padecía era el tedio que el anciano marido le producía. Y así, lentamente, Cazeneuve, pasó de médico a amante. De más está decir que la influencia del pequeño francés sirvió enormemente a los intereses de Francia. Los sacerdotes metodistas, aunque pidieron y les fueron enviados, desde Inglaterra, manuales de prestidigitación, nada pudieron contra los enfrentamientos ``del brujo francés´´
Pero como toda ilusión es evanescente Cazeneuve, tuvo que retornar a Francia llevándose un fabuloso contrato para el gobierno francés. Mas la magia del poder es más fuerte que la de cualquier mago! Cazeneuve no consiguió cobrar nunca un solo franco de comisión por aquel fabuloso negocio.
¡Donde hay dinero de por medio, no hay ilusión que valga!