El truco final (El prestigio)
Diario 20 minutos / Cine
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Título V.O.: The prestige
Año de producción: 2006
Distribuidora: Warner Sogefilms
Género: Acción
Clasificación: No recomendado menores de 18 años
Estreno: 12 de enero de 2007
Director: Christopher Nolan
Guión: Christopher Nolan, Jonathan Nolan
Música: David Julyan
Fotografía: Wally Pfister
Intérpretes:
- Michael Caine (Cutter),
- Andy Serkis (Sr. Alley),
- Scarlett Johansson (Olivia),
- Christian Bale (Alfred Borden),
- David Bowie (Nikola Tesla),
- Hugh Jackman (Robert Angier),
- Piper Perabo (Julia Angier),
- Rebecca Hall (Sarah Borden)
En el misterioso ambiente del Londres decimonónico, Robert Angier y Alfred Borden son dos prestigiosos magos y amigos que se admiran mutuamente. Hasta que el mejor truco de ambos se echa a perder y pasan a ser enemigos irreconciliables.
Desde ese momento de desencadena una feroz competencia entre los dos con el fin de acabar con la carrera del otro. La ambición les llevará a protagonizar espectáculos inimaginables con la ayuda de Nikola Tesla, un brillante científico que domina peligrosamente el nuevo e inquietante poder de la electricidad.
Con "El truco final", el realizador Chistopher Nolan (Memento) se apunta al mundo de la magia gracias a la novela "The Prestige" de Christopher Priest.
En su quinta película, en colaboración con su hermano Jonathan con el que firma el guión, Nolan hace un gran despliegue técnico y artístico. La cinta cuenta con un gran reparto encabezado por actores jóvenes pero consagrados como el mundialmente famoso Lobezno de "X-Men", Hugh Jackman (Van Helsing) y Christian Bale (El maquinista), al que Nolan ya dirigió en "Batman Begins". También aparece el prestigioso ganador de dos Oscar, Michael Caine (Hijos de los hombres). Como secundarios de lujo nos encontramos con la actriz de moda en Hollywood, Scarlett Johansson (Lost in Translation), que repite con Jackman tras "Scoop" y el famoso cantante pop David Bowie, que de nuevo vuelve a hacer un inquietante papel en la gran pantalla.
El resultado de todo ello: una intrigante y sorprendente historia sobre la eterna competitividad en el mundo del espectáculo.
Crítica
Esto no es El ilusionista 2, ni por remoto accidente, a pesar de los paralelos fáciles que propone buena parte de la prensa especializada. Nolan viaja mucho más lejos que Burger proponiendo, no una pieza de época sobre ilusiones espectáculo y conejos en la chistera, sino un descomunal manifiesto ilustrado sobre los límites incalculablemente perversos de la ambición humana, sobre la humana debilidad tendente al imposible de embotellar lo inefable, sobre los límites racionales e irracionales de la ciencia como estrategia de dominación y sobre la autodestrucción cincelada a base de codicia y delirios de grandeza.
Hugh Jackman y Christian Bale, superlativos ambos, son los dos extremos de esa enfermiza dinámica competitiva de dos tipos dispuestos a malvender su alma al diablo por un teorema nigromante, la llave de un milagro, un pedazo, corrompido acaso, de la piedra filosofal.
The Prestige es un estudio microcósmico y con apariencia (sólo apariencia) sobre la condición humana y la fragilidad del juicio cuando uno cree tener a mano los instrumentos precisos para tocar el cielo. Es, por supuesto, un inmenso truco de magia, un alarde de prestidigitación escénica de diabólica complejidad y desenlace circense potencialmente tramposo (para gustos los colores), pero detrás de ese código de representación, que no es sino el barniz perfecto de la fábula y, en última instancia una ponderación metafórica que reivindica el ilusionismo como doctrina cinematográfica y al cineasta como ilusionista de la posmodernidad, se esconde un ovillo narrativo incontenible y prácticamente perfecto a medio camino entre el rompecabezas ético-psicológico y un alarde de alquimia existencialista apto, y ése es el verdadero golpe de efecto, para las masas pensantes.
Nolan maneja la adrenalina dramática a su antojo y reivindica al espectador despierto, caminando siempre un paso por delante del respetable y llevándolo a rebufo, echando el bofe, con similar maquiavélica intensidad con que marcaba el ritmo desfragmentado y deconstruido en Memento.
Es improbable que el cine comercial norteamericano sea capaz de emular a corto plazo un espectáculo tan grande, estimulante e inteligente como éste, porque Nolan es de otra pasta, uno de esos cuatro gatos contados que se atreven a infiltrar rompecabezas escénicos en la industria pesada. Por eso es The Prestige un irresistible desafío, caja de sorpresas que no trasciende por ser tal sino por el apasionante sustrato emocional que manipula con tacto exquisito, por la lapidaria esquizofrénica insensatez, panorámica estupefaciente de almas perdidas y raídas por el anhelo ciego de omnipotencia. Un mecanismo de relojería cuasi-perfecto, que sabe no ponerse límite alguno. Si hace aguas a costa del salto mortal del desenlace, que probablemente hace, encuentra entonces el único puente tangible y cierto con El ilusionista de Neil Burger.
Lo demás, que es casi todo, es cine de gran calibre y, profeticemos, una de las mejores propuestas cinematográficas que disfrutaremos en el curso recién inaugurado.
Noticia aparecida en Diario 20 minutos / Cine
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