lunes, 22 de febrero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
LA MAGIA AYUDA AL ALZHEIMER

Las técnicas y principios desarrollados por magos e ilusionistas a través de la historia podrían ser de gran utilidad para manipular la atención y la consciencia en el laboratorio a la hora de tratar diversas enfermedades neurodegenerativas, según explicó hoy la directora del Laboratorio de Neurociencia Visual, Barrow Neurological Institue de Phoenix (EEUU), la doctora Susana Martínez-Conde.
Actualmente trabaja en una investigación, que la integran magos y neurocientíficos, que pretende, además de conseguir desarrollar nuevas herramientas y experimentos científicos, conseguir aprovecharse de sus investigaciones para afrontar algunos tipos de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia senil o el Alzheimer, así como para tratar pacientes con limitaciones cognitivas provocadas por traumatismos.
Según explicó en declaraciones a Europa Press, esto es posible porque, "con objetivos diferentes, utilizamos técnicas similares, aunque la diferencia es que los magos llevan haciendo esto desde hace miles de años, mientras que la neurociencia cognitiva sólo tiene unas décadas de vida, y, por tanto, las técnicas de los magos están a años luz de lo que hacemos los científicos en laboratorio".
"Podremos seguramente aprender cosas muy importantes sobre mecanismos fundamentales de procesamiento neural. Si sabemos exactamente cómo funciona la magia en el cerebro del público, qué es lo que hace qué funcione, nos acercará a entender cuáles son las bases neurales, no sólo de la magia, sino de toda nuestra experiencia consciente", explicó.
El objetivo inmediato es tratar de comprender cómo funcionan estos procesos y lo que pueden decir sobre el funcionamiento del cerebro normal, aunque "hay indicios de que a medio plazo se podrán aplicar estas técnicas y estos descubrimientos a diversas patologías neumológicas, y en pacientes con recursos cognitivos limitados". "Hoy por hoy estamos en los aspectos más incipientes de la investigación, esto es una colaboración reciente", indicó.
No obstante, explicó que es improbable que se pueda restaurar las funciones que se han perdido pero, utilizando las técnicas de los ilusionistas, "podríamos hacer que se aprovechen al máximo los recursos cognitivos y atencionales que todavía tienen disponibles, lo que podría suponer un aumento muy significativo en la calidad de vida de estos pacientes". Además, advirtió de que estos conocimientos podrían aprovecharse por los sistema educativos para mejorar y enfocar la atención de los alumnos.
La misma maquinaria neural que interpreta las entradas sensoriales también crea los pensamientos, imaginaciones y sueños, de manera que el mundo que interpreta el cerebro de la realidad y el de la imaginación tienen la misma base física. Así, del mismo modo que los físicos estudian desde las partículas subatómicas más diminutas hasta los mayores conglomerados galácticos para entender el universo, los neurocientíficos pretenden estudiar los procesos cerebrales subyacentes en la magia.
EXPERIENCIAS "NÍTIDAS", PERO IMAGINADAS
El cerebro "construye" la realidad de cada persona, de modo que los recuerdos que se tienen, cada objeto observado, cada persona conocida y cada experiencia vivida, "son sólo fruto de la imaginación". "Lo que ocurre cuando experimentamos una ilusión, la realidad que construye el cerebro, o la experiencia subjetiva de la realidad que construye el cerebro nunca se corresponde de manera exacta con la realidad física del mundo que está fuera de nosotros", advirtió.
"Siempre tenemos una discrepancia y no hay una correspondencia al cien por cien", es decir que "todo proceso perceptivo es en cierto modo ilusorio". Y la verdad, según señala, es que todos y cada uno de los pensamientos y sentimientos son el resultado de un procesamiento que tiene lugar en el cerebro, y no necesariamente el producto de un suceso en el mundo real.
A su juicio, el papel de los sentido es fundamental sobre todo a lo que se refiere a los aspectos iniciales del procesamiento de la información. En este sentido, la doctora recuerda que "toda la información que recibimos del mundo viene a través de los sentidos, pero esta información no constituye la experiencia consciente". En el caso de la experiencia visual, recordó que no se construye en la retina, sino que tiene lugar en áreas más superiores del procesamiento del cerebro.
En cuanto a los estímulos producidos por los recuerdos, la imaginación, los sueños, etc, que dan lugar en ocasiones a experiencias "nítidas", indicó que están sostenidos por las mismas bases cerebrales, se deben a los mismos circuitos neuronales que generan la experiencia del mundo físico. "Es decir, tiene la misma base neural un sueño o una experiencia recordada o una experiencia que se siente en este mismo momento; por eso existe una gran similitud desde el punto de vista de la persona que experimenta estos diferentes tipos de sensaciones", explicó.
En la realidad física el cerebro no puede encargarse de procesar cada aspecto minúsculo de cada detalle de la estimulación visual, auditiva o olfativa que llega a los sentidos, "entonces el cerebro muchas veces toma atajos", es decir que "va a rellenar muchas veces vacíos que se crean en la percepción y llegar a percepciones que no se corresponden claramente con la realidad".
Para la doctora, Martínez-Conde esto no significa que el cerebro engañe, sino que con los recursos que tiene realiza unas funciones que han evolucionado durante muchos millones de años y han supuesto una ventaja adaptativa importante. "Es decir, antes solían considerase que las ilusiones eran errores en la percepción, pero hoy en día se puede ver que muchas de estas ilusiones visuales en realidad suponen una ventaja, y que pueden incluso haber mejorado las posibilidades de supervivencia", señaló.
EL MAGO ENGAÑA AL CEREBRO
Con respecto a la magia, indicó que es importante tener en cuenta las expectativas o perjuicios previos que el espectador tiene, o puede crear el mago, por como describe un truco. "Todo esto puede determinar en gran medida cuál va a ser su experiencia subjetiva de este truco de magia, y esto no es accidental es algo que el mago va a tratar de desarrollar para su propia ventaja", indicó.
Asimismo, aclaró que el mago no trata de engañar a la vista cuando hace un truco de ilusionismo, sino que se trata de engañar al cerebro. "No les interesa tanto dirigir o desviar la mirada del espectador, porque lo que resulta más importante en último termino es dónde se encuentra la atención. Un espectador puede estar mirando un juego de magia pero sin embargo no va a ver la trampa, porque a pesar de tener los ojos puestos en el momento y lugar adecuado, la atención puede encontrarse localizada en otro lugar".
jueves, 14 de enero de 2010
This Time, He’ll Be Left Breathless

GRAND CAYMAN ISLAND — As a doctor monitored his heart and his blood and breathing, David Blaine filled his lungs with pure oxygen and prepared to hold his breath — for 16 minutes, he hoped. Mr. Blaine is a famous magician, but he insisted that this was no trick.
Viktor Koen
TierneyLab
John Tierney discusses his attempts at breath holding at TierneyLab. Join the discussion.
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Further Reading
"Effects of glossopharyngeal insufflation on cardiac function: an echocardiographic study in elite breath-hold divers." Ralph Potkin et al. Journal of Applied Physiology, June 27, 2007.
"Physiological and clinical aspects of apnea diving." Claus-Martin Muth et al. Clinics in Chest Medicine, 2005.
"Refeeding David Blaine — Studies after a 44-Day Fast." M. Korbonits, D. Blaine, M. Elia, J. Powell-Tuck. New England Journal of Medicine, Nov. 24, 2005.
DavidBlaine.com
Performance Freediving.
Internal Association for the Development of Freediving.
Apneamania.com
Performancefreediving.com
Multimedia
The science editors discuss stories in this week's issue of Science Times.
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Get Science News From The New York Times »
Mike Nelson for The New York Times
David Blaine, above, and in the pool with his trainer, Kirk Krak, top.
He was training to break the world record for breath-holding, a logical enough step in his other career. As a self-described endurance artist, he’d spent 35 hours atop a 105-foot pole and survived a week buried in a coffin. He’d fasted for 44 days in a box suspended over the Thames, a nutritional experiment that was written up in The New England Journal of Medicine (with Mr. Blaine listed as a co-author).
This breath-holding experiment, conducted last week at a swimming pool on Grand Cayman Island, was being run by Ralph Potkin, a pulmonologist in Los Angeles who is a researcher trying to understand the human propensity for going without air.
This ability isn’t new — it involves an ancient reflex shared with dolphins and other mammals — but it has only recently been rediscovered, thanks largely to the sport of free diving. Using just their lungs, free divers have kept going deeper and holding their breath longer than anyone expected.
“The empiric results have consistently exceeded theoretical predictions,” Dr. Potkin said. He is the team physician for the United States free-diving team, whose members were training at Grand Cayman Island along with Mr. Blaine.
A century ago, Houdini was celebrated for being able to hold his breath for three and a half minutes. Today even a novice can quickly learn to last longer than that, as I discovered under the tutelage of Kirk Krack, the free-diving coach who has been training Mr. Blaine for his world-record attempt. (For a breathless account of my 3 minutes and 41 seconds underwater: nytimes.com/tierneylab.)
Researchers in the 1960s calculated, based on lung capacity and the effect of water pressure, that humans couldn’t dive deeper than 165 feet. Today free divers are going down more than 600 feet and returning in apparently fine shape. Most of the time.
The day before his attempt in the pool, Mr. Blaine was practicing in the ocean and told me he was headed down for a dive of 100 feet, so routine that he didn’t bother doing the usual preparatory ritual: a slow, steady “breathe-up,” followed by exhalations to purge carbon dioxide and then a final series of quick gulps of air called lung-packing.
I watched him disappear into the depths and then reappear about two minutes later, swimming smoothly upward next to a guide rope. But about 20 feet from the surface, he suddenly veered away from the rope and appeared to struggle upward with his arms flailing. His coach, Mr. Krack, recognized the symptoms of a blackout instantly and rushed to grab Mr. Blaine, supporting his head above the surface until he regained consciousness.
He’d succumbed, Dr. Potkin said, to one of the most common and sometimes fatal dangers of free diving — and one of the reasons you shouldn’t try any prolonged breath-holding unless someone like Mr. Krack is supervising.
“Divers rarely get into trouble at depth,” Dr. Potkin said. “But as the diver approaches the surface, the decreasing water pressure causes a drop in pressure of the oxygen in the brain. If the level in the brain gets too low, it’s like a switch: lights out.”
Mr. Blaine, predictably, seemed untroubled once he recovered. What’s a little blackout to a guy who was once encased in a block of ice for 63 hours? He blamed it on overconfidence (he’d kept going 20 feet deeper than planned) and on his relative inexperience with diving.
His specialty is static apnea: holding your breath while remaining immobile in a swimming pool. It requires some of same skills as being buried alive for a week, Mr. Blaine said: “It’s all in your mind. You’ve got to stay calm and slow everything down.”
The natural impulse to stop holding your breath (typically within 30 seconds or a minute) is not because of an oxygen shortage but because of the painful buildup of carbon dioxide. Mr. Blaine said he began trying to overcome that urge when he was a child in Brooklyn and at age 11 managed to hold his breath for three and a half minutes.
In his current training, he said, he does exercises every morning in which he breathes for no more than 12 minutes over the course of an hour, and he sleeps in a hypoxic tent in his Manhattan apartment that simulates the thin air at 15,000 feet above sea level.
He has been concentrating on lowering his oxygen consumption by slowing his metabolism, partly through diet (he fasted for 18 hours before the breath-hold in the pool) and partly through relaxation. In a test by Dr. Potkin, Mr. Blaine on command quickly lowered his heart rate by 25 percent.
“David seems to have a phenomenal ability, like Buddhist monks, to control his body,” Dr. Potkin said.
When Mr. Blaine began his breath-hold in the pool, his heart rate during the first minute fell to 46 from 81, a drop that was not entirely his own doing. Immersing the face in water produces a protective action in humans similar to that in dolphins, seals, otters and whales. Called the mammalian diving reflex, it quickly lowers the heart rate and then constricts blood vessels in the limbs so that blood is reserved for the heart and the brain.
By exploiting that reflex, free divers can remain active underwater for more than four minutes, and much longer if they remain still. The world-record holders have exceeded nine minutes after filling their lungs with ordinary air, and more than 16 minutes after inhaling pure oxygen.
As Dr. Potkin monitored the electrodes hooked up to Mr. Blaine, Mr. Krack was in the pool with him watching for danger signs, like blue lips, and periodically instructing him to move a finger to show he was conscious. Otherwise, Mr. Blaine remained motionless until he heard he’d hit 16 minutes.
He emerged and broke the surface at 16:09 — stopping, as he’d planned, just shy (by five seconds) of the Guinness World Record for pure-oxygen apnea. He said he could have gone longer but wanted to hold off until his formal attempt on April 30, in front of Guinness judges and a live television audience on “The Oprah Winfrey Show.”
“It felt pretty good,” Mr. Blaine said right after emerging, sounding perfectly lucid and smiling with pink lips. “I wasn’t even there most of the time. I imagined being deep in the ocean.”
Any pain during the 16 minutes?
“Not even a little bit,” he replied.
No one is sure of the long-term neurologic effects of such prolonged apnea, Dr. Potkin said, but his examination of Mr. Blaine (including the subsequent results from blood tests) didn’t turn up any problems or abnormalities.
“Many doctors still don’t realize the body can tolerate prolonged apnea so well,” Dr. Potkin said. “My hope is to understand the process so we can apply the lessons to help people with heart and lung disease and neurological problems.”
Mr. Blaine said he too hoped there would be some long-term benefit from his efforts, but his immediate concern was breaking the world record. He made 16 minutes look easy last week, but doing it at a swimming pool in the Caribbean isn’t the same as doing it on live television. Even a Buddhist monk might have a hard time controlling his heart rate on “Oprah.”
jueves, 7 de enero de 2010
LIBRO "¿QUIEN FUE HARRY HOUDINI?"
A principios del año 2.009, recibí un e-mail desde Estados Unidos, de Isabel Mendoza, pidiendome ayuda para la traducción de un libro sobre la vida de Harry Houdini. Le ayudé encantado, y a cambio me ha enviado hace unos días un ejemplar del libro. Desde este blog quiero agradecerle el detalle, y recomendarle a todo el que pueda que lo adquiera, pues en el libro viene muy bien detallado la vida de Harry Houdini. Isabel, ha sido mi mejor regalo de Navidad.
sábado, 5 de diciembre de 2009
EL TEXTO MÁS ANTIGUO DE MAGIA

El matemático estadounidenseDavid Singmaster, famoso por haber resuelto el cubo de Rubik, consultaba hace unos años un manuscrito del siglo XIX en el que aparecía una referencia a un antiguo compendio de prestidigitación del Renacimiento. La pista le llevó a los archivos de la Universidad de Bolonia, donde halló el libro, que resultó ser el texto de magia más antiguo del mundo, De viribus quantitatis (Sobre el poder de los números), que contiene trucos de naipes y puzzles numéricos, y que ha permanecido almacenado durante 500 años.
Su autor fueLuca Pacioli (1445-1514?/1517?), un monje franciscano que compartió alojamiento e ideas conLeonardo da Vinci, y que se supone que ayudó al artista a pintar La última cena,según el rotativo inglés The Guardian. El texto acaba de ser traducido al inglés por primera vez. “Funda no sólo la magia moderna sino también los puzzles numéricos”, ha comentado Singmaster. “No sabemos por qué, pero este importante texto ha estado oculto en la Universidad de Bolonia, suponemos que desde los tiempos de Pacioli”, ha añadido.
Pacioli lo escribió en italiano entre 1496 y 1508 y contiene la primera referencia a los juegos de naipes e instrucciones para efectuar malabares, tragar fuego, introducir las manos en plomo fundido y hacer que unas monedas bailen. Y, como curiosidad, anota la primera mención de que Leonardo era zurdo.
El texto no se había publicado hasta ahora y desde la Edad Media sólo lo han podido consultar unos pocos eruditos que han accedido a los archivos de la universidad. Han sido necesarios ocho años de trabajo, varios traductores y miles de libras para verter el texto al inglés. El dinero lo ha puesto el Centro de investigación de las artes del conjuro de Nueva York. Su fundador ha señalado que el volumen de Pacioli “es el primer gran manual que se ocupa de enseñar cómo ejecutar la magia”.
“La fuentes sobre métodos mágicos se remontan al menos el siglo primero, pero este libro no sólo enseña los trucos sino que también da una idea sobre cómo se deben representar para entretener al público”, ha señalado.
Convivencia con Leonardo en Milán
Pacioli, nacido en Toscana en 1445, era profesor de matemáticas itinerante y conoció a Da Vinci en Milán en 1496, con el que convivió durante varios años. Pacioli le enseñó matemáticas y geometría, e incluso colaboró con él en muchos proyectos, incluido De divina proportione (1509), que ilustró el propio artista. A Pacioli también se le atribuye la paternidad de la contabilidad de doble entrada, la técnica básica de la contabilidad moderna, gracias a su libro Summa.
El volumen está dividido en problemas matemáticos, puzzles y trucos, y versos y proverbios. Incluye instrucciones sobre cómo escribir en código o trazar versos en los pétalos de una rosa, lavarse las manos en plomo fundido y hacer bailar un huevo sobre una mesa, y también muestra algunos de los primeros ejemplos de puzzles numéricos de Europa. El mismo Pacioli señala en el libro es una recopilación de informaciones de obras anteriores, algunas del propio Leonardo. Lori Pieper, la principal traductora del manuscrito, ha precisado que la relación creativa entre Da Vinci y Pacioli fue recíproca: el franciscano “también proporcionó invenciones a Leonardo”, señala, “aprendieron el uno del otro”.
El manuscrito revela una anécdota inédita sobre Da Vinci. “Leonardo trabajaba como arquitecto e ingeniero general paraCésar Borgia (el hijo ilegítimo del papa Alejandro VI), que pretendía establecer un nuevo Estado en Italia [que unificara todos los territorios] en 1502. Durante un viaje se encontraron ante un río y Da Vinci discurrió rápidamente la manera de utilizar troncos para construir un puente; es la primera vez que oímos hablar de esta historia”, explica Carlo Pedretti, un destacado historiador del arte, que estudió el texto original en Bolonia en 1954.
“Es un documento muy importante. Muestra cuánto le gustaban a Da Vinci los juegos y los trucos, pero sólo si tenían una base científica. También es un texto muy importante desde el punto de vista de su trabajo, ya que menciona La última cena”, añade Pedretti.
Consulta
La traducción de De viribus quantitatis se publicará el año que viene para coincidir con su 500 aniversario. El manuscrito original se puede consultar aquí, además de en el Centro de investigación de las artes del conjuro de Nueva York.
Su autor fueLuca Pacioli (1445-1514?/1517?), un monje franciscano que compartió alojamiento e ideas conLeonardo da Vinci, y que se supone que ayudó al artista a pintar La última cena,según el rotativo inglés The Guardian. El texto acaba de ser traducido al inglés por primera vez. “Funda no sólo la magia moderna sino también los puzzles numéricos”, ha comentado Singmaster. “No sabemos por qué, pero este importante texto ha estado oculto en la Universidad de Bolonia, suponemos que desde los tiempos de Pacioli”, ha añadido.
Pacioli lo escribió en italiano entre 1496 y 1508 y contiene la primera referencia a los juegos de naipes e instrucciones para efectuar malabares, tragar fuego, introducir las manos en plomo fundido y hacer que unas monedas bailen. Y, como curiosidad, anota la primera mención de que Leonardo era zurdo.
El texto no se había publicado hasta ahora y desde la Edad Media sólo lo han podido consultar unos pocos eruditos que han accedido a los archivos de la universidad. Han sido necesarios ocho años de trabajo, varios traductores y miles de libras para verter el texto al inglés. El dinero lo ha puesto el Centro de investigación de las artes del conjuro de Nueva York. Su fundador ha señalado que el volumen de Pacioli “es el primer gran manual que se ocupa de enseñar cómo ejecutar la magia”.
“La fuentes sobre métodos mágicos se remontan al menos el siglo primero, pero este libro no sólo enseña los trucos sino que también da una idea sobre cómo se deben representar para entretener al público”, ha señalado.
Convivencia con Leonardo en Milán
Pacioli, nacido en Toscana en 1445, era profesor de matemáticas itinerante y conoció a Da Vinci en Milán en 1496, con el que convivió durante varios años. Pacioli le enseñó matemáticas y geometría, e incluso colaboró con él en muchos proyectos, incluido De divina proportione (1509), que ilustró el propio artista. A Pacioli también se le atribuye la paternidad de la contabilidad de doble entrada, la técnica básica de la contabilidad moderna, gracias a su libro Summa.
El volumen está dividido en problemas matemáticos, puzzles y trucos, y versos y proverbios. Incluye instrucciones sobre cómo escribir en código o trazar versos en los pétalos de una rosa, lavarse las manos en plomo fundido y hacer bailar un huevo sobre una mesa, y también muestra algunos de los primeros ejemplos de puzzles numéricos de Europa. El mismo Pacioli señala en el libro es una recopilación de informaciones de obras anteriores, algunas del propio Leonardo. Lori Pieper, la principal traductora del manuscrito, ha precisado que la relación creativa entre Da Vinci y Pacioli fue recíproca: el franciscano “también proporcionó invenciones a Leonardo”, señala, “aprendieron el uno del otro”.
El manuscrito revela una anécdota inédita sobre Da Vinci. “Leonardo trabajaba como arquitecto e ingeniero general paraCésar Borgia (el hijo ilegítimo del papa Alejandro VI), que pretendía establecer un nuevo Estado en Italia [que unificara todos los territorios] en 1502. Durante un viaje se encontraron ante un río y Da Vinci discurrió rápidamente la manera de utilizar troncos para construir un puente; es la primera vez que oímos hablar de esta historia”, explica Carlo Pedretti, un destacado historiador del arte, que estudió el texto original en Bolonia en 1954.
“Es un documento muy importante. Muestra cuánto le gustaban a Da Vinci los juegos y los trucos, pero sólo si tenían una base científica. También es un texto muy importante desde el punto de vista de su trabajo, ya que menciona La última cena”, añade Pedretti.
Consulta
La traducción de De viribus quantitatis se publicará el año que viene para coincidir con su 500 aniversario. El manuscrito original se puede consultar aquí, además de en el Centro de investigación de las artes del conjuro de Nueva York.
viernes, 4 de diciembre de 2009
martes, 17 de noviembre de 2009
MAGOS Y EL ESPIONAJE

Presunto: dícese del que se supone o sospecha que ha hecho algo, aunque no haya sido demostrado (Diccionario de la lengua española Espasa-Calpe)A través de los tiempos, y desde tan lejos como mediados de 1500, se han conocido innumerables casos de magos, quienes han realizado horas extras, cumpliendo un trabajo adicional a la magia: espionajeEl tema de los magos espías comprobados, será motivo de otro escrito.En este, veremos aquellos artistas que habiendo sido o no, agentes o informadores, han sido acusados de tales faenas, aunque no haya información suficiente que lo compruebe.En épocas difíciles de guerras o conflictos, el trabajo de mago se prestaba para tales menesteres: pase libre en sus continuos viajes avalados por sus tours, contacto con numerosas personas, etc.Fuere porque con sus acciones hayan generado fundadas sospechas, o porque ellos mismos lo hayan relatado verbalmente, o porque lo dejaran plasmado en sus memorias, lo cierto es que han trascendido muchas anécdotas referidas a este tema, de las cuales solo se incluirán aquí algunas de ellas.Justamente por considerarse espías presuntos, pocas líneas se han publicado, y lo que sigue, es la información que he leído sobre el tema.Coronel Jean Eugene Leitensdorfer (1772 – 1845)Personaje interesante, y aventurero como pocos.Nacido en la zona del Tirol como Gerrasio Probasie (o Probasco) Santuri, aunque llegó a usar cuatro o cinco nombres distintos durante toda su vida.En cuanto a sus ocupaciones u oficios, también fue bastante versátil: soldado, granjero, pintor, y por supuesto mago, por nombrar solo algunos.Peleó en la guerra austro – turca, donde tuvo que desertar al matar en un duelo a un compañero de armas, y en la de Trípoli, después de la cual viajó a Estados Unidos, donde se radicó.Justamente entre los conflictos mencionados anteriormente, se enroló en el ejército francés, donde fue acusado y encarcelado, sospechado de ser un espía.En la prisión, buscó los medios para escaparse, no encontrado mejor solución que envenenar a sus guardias huyendo entonces a Suiza.Su trabajo como mago comenzó en los Estados Unidos en 1809. Su rutina mas conocida, era la restauración de una carta, la cual había sido quemada previamente.En la Gazetta de Missouri, en 1814, anunciaba un espectáculo de deporte recreativo de matemáticas y física, y en otro aviso, afirmaba que podía cortar la cabeza de un pollo vivo, y luego recomponerla en su lugar.Dr. Lynn (1831 – 1899) El mago inglés Hugh Simmons, fue inventor de la ilusión conocida como Thauma, y llegó a trabajar con bastante éxito durante tres años en el Egyptian Hall, donde compitió con el reconocido espectáculo de Maskelyne y Cooke.Los dos shows mencionados, se presentaban simultáneamente en distintas salas del Egyptian.Obtuvo mucha fama con la ilusión Vivisection, una versión propia de la Palingenesia del mago francés Tobin.La misma consistía en la descuartización de un hombre, el cual era luego restaurado. Este fue el efecto que tanto impactó a Houdini, cuando vio ejecutar esta ilusión al Dr. Lynn.El mismo Lynn, relata que durante la guerra Franco-Prusiana, conflicto que tuvo lugar entre 1870 y 1871, fue arrestado, al ser acusado de espía.Samri S. Baldwin (1848 – 1924)Médico de profesión, y de educación refinada, fue conocido como White Mahatma.Toda una incógnita para el público. Presentaba su trabajo como vidente genuino, pero por otra parte, era un desmistificador de fraudes espiritistas.Su espectáculo consistía de transmisión del pensamiento, hipnosis, telepatía, sonambulismo, y temas relacionados.Escribió un libro donde explicaba trucos espiritistas.Fue uno de los grandes showmans de su tiempo, e hizo alrededor de 13 tours mundiales.Durante la guerra civil norteamericana, Baldwin se salvó por poco de ser colgado, al ser acusado de espía.Ya con un lazo corredizo sobre su cuello, y habiendo perdido sus papeles de identificación, e impotente ante toda esa circunstancia, su vida fue salvada milagrosamente, cuando un oficial creyó en sus palabras y lo dejó libre.Charles A. Nicol (1873 – 1958)Utilizó varios nombres durante su carrera Charles Nicol, Von Arx, y también Chasan.Era hermano del Gran Nicola.Una de sus rutinas era la detención de la bala, en el cual utilizaba un rifle de origen alemán.Resulta que en una gira por la India, fue arrestado tres veces, confiscándosele aquel rifle, por ser sospechado de espía alemán.Pero no solamente le decomisaron aquel fusil, sino que todos los elementos que componían el show completo fueron requisados durante una de esas investigaciones.Cuando todo fue aclarado, le devolvieron sus implementos, pero las ilusiones estaban en tan mal estado, y tan deterioradas, que el tour debió cancelarse.Wilbur Weber (1885 - ????)Conocido profesionalmente como Profesor Magi, nació en 1885 en Middletown.Durante la 1ª guerra mundial, fue contratado por el Departamento de Justicia norteamericano, para trasladarse a la zona minera de Idaho y Montana.Su tarea era la de infiltrarse entre los miembros de una agrupación sindical de origen anarquista (comunistas según el mismo Weber), que estaban realizando sabotajes y usaban tácticas que obstruían los progresos que se estaban obteniendo en cuestiones bélicas.El Departamento de Justicia adquirió varios de sus elementos de magia, y de esa manera, el ilusionismo se convirtió en la “cubierta”, mientras realizaba sus tareas de inteligencia.Su espectáculo consistía en magia clásica.Era también pastor metodista.Se interesó por el tema de la hipnosis bajo el punto de vista científico.Barón Von ReinhaltMago alemán, al que se lo conoció como Barón Von Reinhalt, pero en los días previos de la 2ª guerra mundial, cambió su nombre artístico a Barnum.No es seguro, pero su nombre podría haber sido Jacobo Grand.Trabajó mucho en Argentina en cines (nùmero vivo) y teatros, y también en España.Habilidoso, sus espectáculos eran al estilo de Dante, con toneladas de equipos y 16 asistentes en escena.De acuero al mago y ventríloco español Claudinet (ya fallecido), radicado en Argentina, quien trabajó con Barnum, llegamos a saber acerca de rumores que aquel ilusionista alemán usaba la magia como pantalla, para realizar tareas de inteligencia a favor de su país.
lunes, 16 de noviembre de 2009
...de Chisteras y Conejos.
¿CÓMO COMENZARON LOS MAGOS CON LA CHISTERA Y LOS CONEJOS?
ISAAC FAWKES

El 15 de enero de 1797, sesenta y seis años después de la muerte de Isaac Fawkes, John Ertherington salía a las calles de Londres con su cabeza cubierta por el primer sombrero de copa de la historia, que él mismo había ideado.
Como los conejos ya se habían inventado mucho años antes, los ilusionistas ya estaban en disposición de hacerlos aparecer dentro de las chisteras.
Sin embargo, algunos historiadores piensan que el juego de la magia más famoso de todos los tiempos ya se realizaba con anterioridad a la ocurrencia de Ertherington, con la variante de que entonces los animalitos surgían de otro tipo de indumentaria craneal, el tricornio inglés.
El origen de esta ilusión no puede ser más disparatado. Empezó la cosa a finales de 1726, en la casita que el matrimonio Tofts poseía en Godalming, Surrey. La apacible vida de Mr. Tofts dio un vuelco cuando una noche, al volver del trabajo, su señora, entre agitamientos y sudores le explicó que había entrado en el hogar un enorme conejo blanco que la había violado.
Imagínense a Mr. Tofts batiendo la plusmarca mundial de estupor. El buen señor se fue esa noche a la cama convencido de que su cónyuge estaba chiflada. A las pocas semanas la anterior plusmarca quedó hecha añicos ante lo que vieron los desorbitados ojos de Mr. Tofts; Mary Tofts estaba rodeada de unos tiernos conejitos blancos que, según decía, acababa de parir. La noticia corrió por Surrey tan deprisa que no pudo pararse en sus fronteras y siguió difundiéndose por Gran Bretaña toda.
Hasta las augustas orejas del rey Jorge I llegó la historia de los retoños gazapos de Mary. El monarca envió al equipo médico de la Corte a investigar el acontecimiento. Los galenos acudieron al pueblo y consultaron al médico que había explorado a tan zoológica madre – John Howard – quién afirmó que, en efecto, los nacimientos se habían producido.
En estas estaban los doctores cuando Mary Tofts aseguró que había vuelto a visitarla su enamorado conejo y que estaba de nuevo embarazada, así que pensaron que lo suyo sería trasladarla a Londres para hacerle allí un estudio en profundidad. Un astuto médico la amenazó con una con una peligrosísima intervención quirúrgica, ante lo cual Mary tuvo que confesar que todo el asunto era una farsa que había inventado ella solita.
Aprovechando la popularidad de lo sucedido, como hacían los músicos ambulantes que parodiaban con éxito la invención de Mrs. Tofts, algún prestidigitador trasladó la historieta a su ámbito, y de un tricornio vacío extrajo un conejito blanco.
Es posible que ese no fuera otro que Isaac Fawkes, el más conocido de los ilusionistas de feria de la época. Su escenario, la feria de Bartholomew en Londres, era un lugar encantado frecuentado por equilibristas, gaiteros, cubileteros, cucañistas, comefuegos, titiriteros y manipuladores de carricoches.
Isaac Fawkes solía presentar seis espectáculos al día, y por sólo un chelín, el público podía contemplar cómo, en menos de un minuto, crecía un manzano recién plantado, presenciaba una impresionante colección de cien autómatas construidos por el célebre relojero Chistopher Pinbeck, que representaban entre otras escenas, la victoria británica en Gibraltar y quedaba absorto cuando el mago transformaba barajas en pájaros.
Seguramente también podía el visitante de la feria de Bartholomew ser testigo de la parodia del nacimiento de los conejos concebidos por Mary Tofts, cambiando la madre por un sombrero de tres picos.
De todas formas, el efecto con el que hoy se identifica a Isaac Fawkes es aquél en el que de una bolsa vacía extraía oro, plata, una pandilla de pollos vivos y hasta cien huevos, juego que todavía es representado por multitud de magos.Isaac Fawkes, el primer gran mago inglés, murió riquísimo en 1731, noventa y nueve años antes de que el Gran Brujo del Norte encontrara conejos en las chisteras y cinco después de que un conejo gigantesco y poco galante se colara en casita de Mrs. Toft
Como los conejos ya se habían inventado mucho años antes, los ilusionistas ya estaban en disposición de hacerlos aparecer dentro de las chisteras.
Sin embargo, algunos historiadores piensan que el juego de la magia más famoso de todos los tiempos ya se realizaba con anterioridad a la ocurrencia de Ertherington, con la variante de que entonces los animalitos surgían de otro tipo de indumentaria craneal, el tricornio inglés.
El origen de esta ilusión no puede ser más disparatado. Empezó la cosa a finales de 1726, en la casita que el matrimonio Tofts poseía en Godalming, Surrey. La apacible vida de Mr. Tofts dio un vuelco cuando una noche, al volver del trabajo, su señora, entre agitamientos y sudores le explicó que había entrado en el hogar un enorme conejo blanco que la había violado.
Imagínense a Mr. Tofts batiendo la plusmarca mundial de estupor. El buen señor se fue esa noche a la cama convencido de que su cónyuge estaba chiflada. A las pocas semanas la anterior plusmarca quedó hecha añicos ante lo que vieron los desorbitados ojos de Mr. Tofts; Mary Tofts estaba rodeada de unos tiernos conejitos blancos que, según decía, acababa de parir. La noticia corrió por Surrey tan deprisa que no pudo pararse en sus fronteras y siguió difundiéndose por Gran Bretaña toda.
Hasta las augustas orejas del rey Jorge I llegó la historia de los retoños gazapos de Mary. El monarca envió al equipo médico de la Corte a investigar el acontecimiento. Los galenos acudieron al pueblo y consultaron al médico que había explorado a tan zoológica madre – John Howard – quién afirmó que, en efecto, los nacimientos se habían producido.
En estas estaban los doctores cuando Mary Tofts aseguró que había vuelto a visitarla su enamorado conejo y que estaba de nuevo embarazada, así que pensaron que lo suyo sería trasladarla a Londres para hacerle allí un estudio en profundidad. Un astuto médico la amenazó con una con una peligrosísima intervención quirúrgica, ante lo cual Mary tuvo que confesar que todo el asunto era una farsa que había inventado ella solita.
Aprovechando la popularidad de lo sucedido, como hacían los músicos ambulantes que parodiaban con éxito la invención de Mrs. Tofts, algún prestidigitador trasladó la historieta a su ámbito, y de un tricornio vacío extrajo un conejito blanco.
Es posible que ese no fuera otro que Isaac Fawkes, el más conocido de los ilusionistas de feria de la época. Su escenario, la feria de Bartholomew en Londres, era un lugar encantado frecuentado por equilibristas, gaiteros, cubileteros, cucañistas, comefuegos, titiriteros y manipuladores de carricoches.
Isaac Fawkes solía presentar seis espectáculos al día, y por sólo un chelín, el público podía contemplar cómo, en menos de un minuto, crecía un manzano recién plantado, presenciaba una impresionante colección de cien autómatas construidos por el célebre relojero Chistopher Pinbeck, que representaban entre otras escenas, la victoria británica en Gibraltar y quedaba absorto cuando el mago transformaba barajas en pájaros.
Seguramente también podía el visitante de la feria de Bartholomew ser testigo de la parodia del nacimiento de los conejos concebidos por Mary Tofts, cambiando la madre por un sombrero de tres picos.
De todas formas, el efecto con el que hoy se identifica a Isaac Fawkes es aquél en el que de una bolsa vacía extraía oro, plata, una pandilla de pollos vivos y hasta cien huevos, juego que todavía es representado por multitud de magos.Isaac Fawkes, el primer gran mago inglés, murió riquísimo en 1731, noventa y nueve años antes de que el Gran Brujo del Norte encontrara conejos en las chisteras y cinco después de que un conejo gigantesco y poco galante se colara en casita de Mrs. Toft
domingo, 15 de noviembre de 2009
viernes, 6 de noviembre de 2009
jueves, 5 de noviembre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
martes, 29 de septiembre de 2009
miércoles, 16 de septiembre de 2009
RENE LAVAND - BIOGRAFIA

René Lavand
Es sin lugar a dudas uno de los más grandes ilusionistas de Argentina y el mundo. Su verdadero nombre es Héctor René Lavandera, y nació el 24 de septiembre de 1928 en Buenos Aires. Luego se mudó junto con su familia a Coronel Suarez, y finalmente a Tandil.Desde niño le gustaron los trucos, y comenzó a practicar, primero con las dos manos, y luego que un accidente automovilístico le quitara una, a los 9 años, siguió cautivando público con una mano sola. él mismo explica que lo suyo fué de autodidacta puro, ya que no existían libros de magia para realizar con una sola mano.Ya siendo un joven entra a trabajar en un banco durante 10 años, sin dejar de lado su mazo de cartas, que lo acompañaría a todos lados siempre. A los 32 años debuta en el Teatro Tabarís y comienzan las giras internacionales y los shows de televisión, tanto en el país como afuera: Ted Sullivan, Johnny Carson, etc.Desde allí no paró de trabajar en muchisimos teatros, hasta realizó shows en el Castillo Mágico de Hollywood, donde el mítico Dai Vernon, entre otros grandes magos, ofreció excelentes espectáculos.Su estilo es el Close Up, y su talento aplicado cautivó a espectadores de muchísimos paises.Tal vez una de sus mayores virtudes sea el extraordinario manejo de las "pausas" o silencios dramáticos, que solo los grandes artistas pueden manejar.Narrador de historias fascinantes durante el desarrollo de sus ilusiones. Reconoce él a Rolando Chirico y a Ricardo Martín como el creador de las historias de sus ilusiones mágicas. "...él entiende profundamente mi trabajo, mi técnica y mi estilo personal...".Actualmente reside en Tandil con su esposa Nora, enseñando magia en un vagon de ferrocarril que adaptó a salón de magia, llamado por él mismo "Pata de Fierro", y continúa viajando, pero no piensa abandonar a sus hijos ni a su lugar.
domingo, 6 de septiembre de 2009
sábado, 5 de septiembre de 2009
viernes, 4 de septiembre de 2009
LA LEYENDA DE PINETTI
PINETTI UN MAGO DE LEYENDA

Después de su muerte inspiró una leyenda que habría dejado mudo a su tenaz adversario, el escritor Decrems. Cómo nació ésta no lo sabemos. El Evening News de Londres publicó a principio de siglo de forma muy seria una singular historia titulado:
UN MARAVILLOSO MAGO
CUYAS HAZAÑAS ENGAÑARON
A UN EMPERADOR
Los rusos –escribe el Evening News- se han mostrado siempre muy aficionados a los trucos, ilusiones, juegos de agilidad, ventriloquia y otras misteriosas habilidades. Pinetti visitó San Petesburgo bajo el reinado de Pablo I. la reputación le había precedido nacía mucho tiempo a su llegada a la cantal de Rusia. El Zar mismo tuvo curiosidad de ser testigo de hechos que le habían sido contados por muchos cortesanos que habían visto a Pinetti.
Un día el mago fue avisado de que le habían concedido el honor de dar una representación en la Corte, para la cual debía presentarse a las siete de la noche.
Una brillante y numerosa concurrencia de damas y caballeros presididos por el Zar se encontraban reunidos en el salón escogido para esa velada recreativa, pero el prestidigitador no se presentaba.
Sorprendido y contrariado, el Zar miró su reloj, que marcaba las siete horas cinco minutos. Pinetti no era solamente culpable del retraso, sino que obligaba a la corte a esperarlo. Pasó un cuarto de hora, media hora, y Pinetti no aparecía.
Al fin, después de casi una hora, la puerta del salón se abre y el primer ayuda de cámara anuncia a Pinetti, que se presenta con la calma y la serenidad de un hombre al que nada se le tiene que reprochar. Sin embargo, el Zar está más que nervioso; pero Pinetti, muy extrañado, preguntó con la mayor tranquilidad:
-¿No me mandó Vuestra Majestad que estuviera preparado a las siete en punto?
-¡Justamente! –exclamó el Zar exasprerado.
-Pesfectamente –dijo entonces Pinetti-. Ruego a Vuestra Majestad se digne mirar su reloj y verá que he sido puntual, puesto que son exactamente las siete.
El Zar, sacando bruscamente su reloj para rechazar lo que consideraba como la última insolencia, quedó estupefacto y anonadado. El reloj indicaba exactamente las siete. Miró el reloj de péndulo de salón, consultado veinte veces durante la espera: el reloj marcaba y tocaba las siete. Los cortesanos sacaron sus relojes y todos marcaban las siete, así como todos los relojes de Palacio.
El arte del mago acababa de manifestarse de pronto por ese extraño retroceso sobre la marcha del tiempo. A la cólera sucede la admiración.
Viendo que el Zar sonríe, Pinetti se dirige a él y le dice:
-Ruego a Vuestra Majestad que se digne perdonarme, pues con este juego he deseado hacer mi primera aparición ante Vos, mas yo sé cuánto se aprecia la verdad en la Corte y es vuestro reloj el que tiene el deber de decíroslo. Si tenéis a bien en consultarlo otra vez enseguida veréis que marca la hora real.
El Zar , una vez más, saca su reloj y comprueba que marca las ocho y unos minutos. La misma rectificación se verifica en todos los relojes de Palacio. Esta hazaña fue seguida de otras, tan divertidas como sorprendentes.
Este artículo ha sido traducido a diversos idiomas. No sabemos si es verdad o leyenda, pero es bello saber que un mago, ha realizado, después de su muerte, un maravilloso juego donde la verdad y la fantasía se unen para dar paso al misterio.
Un día el mago fue avisado de que le habían concedido el honor de dar una representación en la Corte, para la cual debía presentarse a las siete de la noche.
Una brillante y numerosa concurrencia de damas y caballeros presididos por el Zar se encontraban reunidos en el salón escogido para esa velada recreativa, pero el prestidigitador no se presentaba.
Sorprendido y contrariado, el Zar miró su reloj, que marcaba las siete horas cinco minutos. Pinetti no era solamente culpable del retraso, sino que obligaba a la corte a esperarlo. Pasó un cuarto de hora, media hora, y Pinetti no aparecía.
Al fin, después de casi una hora, la puerta del salón se abre y el primer ayuda de cámara anuncia a Pinetti, que se presenta con la calma y la serenidad de un hombre al que nada se le tiene que reprochar. Sin embargo, el Zar está más que nervioso; pero Pinetti, muy extrañado, preguntó con la mayor tranquilidad:
-¿No me mandó Vuestra Majestad que estuviera preparado a las siete en punto?
-¡Justamente! –exclamó el Zar exasprerado.
-Pesfectamente –dijo entonces Pinetti-. Ruego a Vuestra Majestad se digne mirar su reloj y verá que he sido puntual, puesto que son exactamente las siete.
El Zar, sacando bruscamente su reloj para rechazar lo que consideraba como la última insolencia, quedó estupefacto y anonadado. El reloj indicaba exactamente las siete. Miró el reloj de péndulo de salón, consultado veinte veces durante la espera: el reloj marcaba y tocaba las siete. Los cortesanos sacaron sus relojes y todos marcaban las siete, así como todos los relojes de Palacio.
El arte del mago acababa de manifestarse de pronto por ese extraño retroceso sobre la marcha del tiempo. A la cólera sucede la admiración.
Viendo que el Zar sonríe, Pinetti se dirige a él y le dice:
-Ruego a Vuestra Majestad que se digne perdonarme, pues con este juego he deseado hacer mi primera aparición ante Vos, mas yo sé cuánto se aprecia la verdad en la Corte y es vuestro reloj el que tiene el deber de decíroslo. Si tenéis a bien en consultarlo otra vez enseguida veréis que marca la hora real.
El Zar , una vez más, saca su reloj y comprueba que marca las ocho y unos minutos. La misma rectificación se verifica en todos los relojes de Palacio. Esta hazaña fue seguida de otras, tan divertidas como sorprendentes.
Este artículo ha sido traducido a diversos idiomas. No sabemos si es verdad o leyenda, pero es bello saber que un mago, ha realizado, después de su muerte, un maravilloso juego donde la verdad y la fantasía se unen para dar paso al misterio.
jueves, 13 de agosto de 2009
MAGO MATTHEW BUCHINGER

MAGO MATTHEW BUCHINGER
EXTRAIDO DEL LIBRO AVENTURAS DE 51 MAGOS Y UN FAKIR DE CUENCA
Están ustedes ante el más fabuloso de todos los ilusionistas, y seguramente de todos los artistas que en el mundo han sido, son y serán.
No fue el mago más habilidoso, ni el que llevó una vida más aventurera, ni el que tenía en su repertorio los juegos más espectaculares, y sin embargo, nunca ha habido nadie como el llamado “pequeño hombre de Nuremberg”.
Matthew, el benjamín de los nueve hermanos Buchinger, nació en 1674, sin manos y sin piernas. Su estatura no alcanzaba más allá de los setenta y tres centímetros y medio, y a pesar de sus limitaciones se convirtió en una de las personas más populares de media Europa. Buchinger sabía tocar la flauta, la trompeta, la gaita y el dulcimer, una especie de xilofón de cuerdas.
¿Qué como podía hacerlo? Pues no lo sé. Además, llego a ser un experto calígrafo y dibujaba con maestría retratos, paisajes y escudos de armas. ¿Cómo lo conseguía? Ni idea. Era también capaz de jugar a las cartas, a los dados, a los bolos y de afeitarse sin ayuda. ¿Cómo podía hacer todo eso?
Lo ignoro. Por si fuera poco, Matthew Buchinger era una auténtica lumbrera como ilusionista, que embobaba al público con la travesura de sus bolitas en los cubiletes, manejando todo tipo de artilugios mágicos y haciendo aparecer y desaparecer pájaros a su antojo. ¿Cómo, eh, como diantres lograba este hombre esos prodigios? Lo siento, pero también desconozco este extremo. Como diría Wodehouse, con todo lo que ignoro, podría llenarse una biblioteca.
Las proezas del bueno de Buchinger llegaron hasta su vida privada. Producto de sus cuatro bodas tuvo once hijos, ¡once! ¿Cómo lo hizo? Eso sí que lo sé, pero no es este el lugar más adecuado para explicarlo.
Después de pasmar a todos los habitantes de su ciudad, Nuremberg, habiendo ya conquistado Alemania toda, Mattew Buchinguer marcho a Inglaterra, donde se encargó de destrozar flemas británicas en sus actuaciones en el “Duke of Mallborough´s Head” y en diversas salas y tabernas londinenses.
En 1722, seis años después de su gira británica, siendo una de las personas más famosas de Alemania, falleció Mathew Buchinger, el más fantástico de los magos.
Cuando años después Jules de Révere creó la palabra “prestidigitación”, que viene a significar “dedos rápidos”, no cayó en la cuenta de que uno de los mejores prestidigitadores ni siquiera tenía dedos.
Comparado con Buchinger, el gran ilusionista Johannes Brig, contemporáneo y paisano suyo, era todo un privilegiado porque, aunque cojo de los dos pies, era poseedor de una mano. Lo de estos dos sólo tiene una explicación. Es cosa de magia.
No fue el mago más habilidoso, ni el que llevó una vida más aventurera, ni el que tenía en su repertorio los juegos más espectaculares, y sin embargo, nunca ha habido nadie como el llamado “pequeño hombre de Nuremberg”.
Matthew, el benjamín de los nueve hermanos Buchinger, nació en 1674, sin manos y sin piernas. Su estatura no alcanzaba más allá de los setenta y tres centímetros y medio, y a pesar de sus limitaciones se convirtió en una de las personas más populares de media Europa. Buchinger sabía tocar la flauta, la trompeta, la gaita y el dulcimer, una especie de xilofón de cuerdas.
¿Qué como podía hacerlo? Pues no lo sé. Además, llego a ser un experto calígrafo y dibujaba con maestría retratos, paisajes y escudos de armas. ¿Cómo lo conseguía? Ni idea. Era también capaz de jugar a las cartas, a los dados, a los bolos y de afeitarse sin ayuda. ¿Cómo podía hacer todo eso?
Lo ignoro. Por si fuera poco, Matthew Buchinger era una auténtica lumbrera como ilusionista, que embobaba al público con la travesura de sus bolitas en los cubiletes, manejando todo tipo de artilugios mágicos y haciendo aparecer y desaparecer pájaros a su antojo. ¿Cómo, eh, como diantres lograba este hombre esos prodigios? Lo siento, pero también desconozco este extremo. Como diría Wodehouse, con todo lo que ignoro, podría llenarse una biblioteca.
Las proezas del bueno de Buchinger llegaron hasta su vida privada. Producto de sus cuatro bodas tuvo once hijos, ¡once! ¿Cómo lo hizo? Eso sí que lo sé, pero no es este el lugar más adecuado para explicarlo.
Después de pasmar a todos los habitantes de su ciudad, Nuremberg, habiendo ya conquistado Alemania toda, Mattew Buchinguer marcho a Inglaterra, donde se encargó de destrozar flemas británicas en sus actuaciones en el “Duke of Mallborough´s Head” y en diversas salas y tabernas londinenses.
En 1722, seis años después de su gira británica, siendo una de las personas más famosas de Alemania, falleció Mathew Buchinger, el más fantástico de los magos.
Cuando años después Jules de Révere creó la palabra “prestidigitación”, que viene a significar “dedos rápidos”, no cayó en la cuenta de que uno de los mejores prestidigitadores ni siquiera tenía dedos.
Comparado con Buchinger, el gran ilusionista Johannes Brig, contemporáneo y paisano suyo, era todo un privilegiado porque, aunque cojo de los dos pies, era poseedor de una mano. Lo de estos dos sólo tiene una explicación. Es cosa de magia.
miércoles, 12 de agosto de 2009
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