Hoy quiero dar a conocer la vida de la primera mujer maga española con carné de Ilusionista. Solo por esta razón ya merecería estar en este bloc dedicado a la magia, pero su vida llega más allá y la hace protagonista de la historia de una verdadera feminista cuando es este país se desconocía esa palabra.
He pensado que lo mejor para que la conozcáis es dejaros esta entrevista que le hizo Mercedes G. Rojo. No lo paséis por alto,
Manuela Rejas García (Moralzarzal, Madrid 14 de diciembre de 1924- 2010 Veguellina de Órbigo (León)) fue la primera mujer con carné de ilusionista de España.
Os contamos la vida de Manuela Rejas de mano de Mercedes G. Rojo :
“Yo nací maga. Mi padre quería un hijo, le falló el truco y le nació una hija… De muy pequeña, con 5 años, ya hacía trucos y tonterías con los otros niños. Soy ilusionista de nacimiento”.
Sus padres, Bonifacio Rejas y Águeda García Muñoz, se casaron en Moralzarzal el 29 de marzo de 1924. Bonifacio era natural de Colmenar Viejo. Los padres de Águeda, nacida en Moralzarzal, eran de Becerril y Guadarrama.
Manuela vino al mundo en Moralzarzal ese mismo año, el 14 de diciembre de 1924. Fue la mayor de 4 hermanos. Pero Pablo, el segundo hijo de Bonifacio y Águeda, moriría a los 5 meses; María Sagrario, la tercera, fallecería a los 3 meses. Habría un cuarto nacimiento, María de la Fuencisla, que nació el 10 de diciembre de 1929.
La ilusión vivió horas bajas en la infancia de Manuela. Durante la Guerra Civil, y con el avance de las tropas franquistas, su familia tuvo que seguir el rumbo errático de muchos evacuados: Madrid, Valencia, Teruel... “Cuando acabó la guerra, lo que quedamos en esas zonas éramos los malos, y así nos trataban, y marcaban nuestros carnets con la R de “rojos”. No había de dónde comer. Los que habéis nacido después no os podéis imaginar siquiera lo que fue aquello. No queráis unos tiempos como los que vivimos nosotros.”
Con esperanza y espíritu de lucha, Manuela alcanzaría su sueño de ser ilusionista, de hacerse a sí misma hasta convertirse en una persona que va repartiendo ilusión allí donde aparece. Según cuenta Manuela en una entrevista, la ilusión la recogió de la maleta de un mago ajusticiado por las tropas franquistas y del baúl americano de Iris -su eterna amiga y mentora- la que la ayudó a convertirse en “La Maga Violeta”.
Al poco de terminar la guerra, en 1940, con su carné de ilusionista (la primera mujer en España con este “título”) empieza a pisar los escenarios, no sin problemas. “Mi primera actuación fue con 16 años, en teatros pequeños, en cafés, vendiendo rifas, lo que fuera por estar en aquel mundillo. Así, hasta que pude meter la cabeza en el circo, para lo que me tuve que sacar el carnet de trabajadora del espectáculo. Primero me decían que, como era mujer, tenía que hacer de ayudante. Y no, quería ser yo la que hiciera los números.”
No sólo tuvo que lidiar con la incomprensión de su familia, sino también con una sociedad de posguerra, un mundo que, antes de ella, nunca había visto a una mujer ejerciendo el ilusionismo. “Yo siempre he sido libre, lo que se me metía en la cabeza no paraba hasta que lo conseguía”.
El circo fue su vida. Bajo la carpa, Manuela Rejas –que se presentaba como La Maga Violeta- ha hecho magia de todo tipo, mentalismo y telepatía, también ha sido presentadora y payasa (“Payaso lo soy aún”, afirmaba en una entrevista). “Estuve en muchos, en el Corzana que, como tantos circos, era como una familia. Allí era feliz. También en el Imperial, el Pompeya, el Chino, que era maravilloso, el Price, donde coincidí con Pompof y Teddy. Era muy bonito, no eres gran protagonista de nada pero te encuentras muy cómoda. ¿Que qué hacía en el circo? De todo: colocaba las sillas, como tenía buena voz fui locutora, tuve un número de payasos...”.
“En 1948 pasó por el circo un sargento de la Marina y se enamoró de mi”. Y dejó el Ejército, se quedaron los dos en el circo y tuvieron cinco hijos. “Hasta 1968, que me retiré de forma profesional, aunque no dejé de ser maga o ilusionista nunca”.
Viajó por toda España y por otras partes del mundo, con su marido y con una familia que fue creciendo. Hasta que llegaron los accidentes y el cáncer, y tuvo que abandonar el circo y aprender a sobrevivir con mil y una profesiones con las que fue saliendo adelante poco a poco.
Manuela Rejas leyendo un relato ganador en un concurso en el que fue premiada en los últimos años de su vida.
Foto: http://mujeresimprescindibles.blogspot.com.es/2011/02/manuela-rejas-por-mercedes-gonzalez.html