viernes, 4 de abril de 2008

EL ULTIMO GRAN MAGO


El último gran mago

Diario 20 minutos / CINE
http://www.20minutos.es/cine/cartelera/pelicula/29442/el-ultimo-gran-mago/

Título V.O.: Death defying acts
Año de producción: 2007
Distribuidora: DeA Planeta
Género: Drama
Clasificación: No recomendado menores de 7 años
Estreno: 4 de abril de 2008
Director: Gillian Armstrong
Guión: Tony Grisoni, Brian Ward
Música: Cezary Skubiszewski
Fotografía: Haris Zambarloukos
Intérpretes:


Edimburgo, 1926.

La gira del mago Harry Houdini continúa a pesar de la reciente pérdida de su madre. Su dolor le ha hecho obsesionarse con la parapsicología, hasta el punto de ofrecer dinero al médium que descubra las últimas palabras de su progenitora.

La bella Mary trabaja con su hija en un espectáculo de mentalismo trucado y, cuando se entera de la oferta, investiga la vida de Houdini para afrontar el desafío que le haga rica. Sin embargo, el amor que surge entre ellos no entiende de magia.

El año 2006 fue el año de las películas de magia con el rodaje y posterior estreno de "El ilusionista" y "El truco final". Pues bien, las historias de amor entre magos bohemios y bellas damiselas regresan este año con "El último gran mago", una producción británica llena de romanticismo que se ocupa de la idea de que "la magia existe siempre y cuando uno crea en ella". Para ello, se habla de amor entre bambalinas, creencia en la vida después de la muerte y problemas terrenales como el dinero o la ambición.

Su directora es Gillian Armstrong, responsable de otros títulos de época como "Charlotte Gray" o "Mujercitas", pero la idea de incluir a Houdini en el argumento fue de los guionistas, que se interesaron por la relevancia contemporánea que aún tiene el escapista.

Para dar vida al "último gran mago" se pensó en Guy Pearce, un actor habitual del cine europeo que se ha labrado una reputación con "Memento" o "First snow". Su gran amor en la ficción es la bellísima Catherine Zeta Jones, a la que no veíamos desde la comedia romántica "Sin reservas". Les acompañan Timothy Spall (Sweeney Todd, Encantada) y la jovencísima Saoirse Ronan, nominada al Oscar por "Expiación".

Crítica

Pese a lo estratégicamente engañoso del título español, "El último gran mago" no es pariente de "El ilusionista" ni de la soberbia "The Prestige" de Christopher Nolan, y es más, por mucho que la campaña promocional se esmere en despistar, la película de Gilliam Armstrong ni es un biopic sobre el Gran Houdini, ni una dramatización de su vida y milagros ni nada que remotamente se le parezca. Bien al contrario, más afín en intenciones a productos semibiográficos tipo "Las aventuras del joven Moliere" o "Copying Beethoven", la cinta de Armstrong focaliza la atención en la anécdota para retratar al personaje desde la subjetividad episódica de la parte, y lejos pues de la perspectiva, siempre mucho más comprometedores, de la totalidad. El Houdini íntimo y personal atrapado en las redes del amor por una mujer tan bella como ingrata (que diría Miguel Hernández), que intenta engañar al mago empleando sus mismas armas.

El resultado es un minúsculo vodevil amoroso, un interludio romántico (cuya historicidad desconozco) en la ajetreada vida mediática del estelar ilusionista, que se describe pero no se evoca, que se detalla desde la distante frialdad de la superficie, en manera involuntariamente epidérmica. No hay tensión ni gramo alguno de intensidad en los tejemanejes de esa mentalista sin escrúpulos que pretende estafar al mago pero que, en el empeño, acaba seducida por su conmovedora fragilidad de ser humano. Igual da que sea Houdini o un mago de feria, igual que el amor triunfe o que fracase, "El último gran mago" se deja ir, confiando en la inercia de las pasiones inherentes al relato, cuyas cimas tempestuosas se nos ocultan debajo de un diseño de producción tan notable como hueco, de una puesta en escena tan telefilmesca como poco resultona.

Decepción para quien busque noticia de los hechos vitales del ejemplar escapista, decepción para quien, sabiendo de qué va la vaina, se tope con un drama romántico de tan baja temperatura.

Glamour, eso sí, no falta. De eso andan sobrados Catherine Zeta Jones y Guy Pearce, muy guapos ambos, muy fotogénicos y, por qué no decirlo, muy superficialmente vinculados a sus respectivos papeles.
Noticia de: Diario 20 minutos / CINE